Opinión
Corresponsal invitado del mes de JUNIO/16
Juan José Echevarría.
Marx no leía el Marca
Pocas dudas caben tras los resultados electorales del domingo que el gran perdedor de tales comicios ha sido Pablo Iglesias. El asalto a los cielos tendrá que esperar. Una derrota cuantificable: un millón de votos menos, que los que tuvieron por separado Podemos e Izquierda Unida hace seis meses. No solo no es la primera vez que algo parecido ocurre, sino que es lo usual: la suma de dos formaciones que confluyen en una coalición electoral nunca da el resultado que la mera traslación aritmética presupone. Indudablemente, cuando se producen estas fusiones, hay siempre una parte de sus votantes tradicionales que ve poco atractiva la unión.
Pero descontado ésto, conviene analizar más detalladamente el fracaso de la opción morada. Y ahí tiene sin duda su responsabilidad la estrategia empleada, fundamentalmente por el líder más fuerte de la coalición, por Pablo Iglesias. Éste ha potenciado durante la campaña electoral la transversalidad de su opción política, en busca del caladero de votantes del centro, no dudando en presentarse como socialdemócrata. Sin duda que ese viaje ha dejado en la cuneta a votantes marxistas de Izquierda Unida que conocen perfectamente la diferencia entre el comunismo y el socialismo, que está en la historia de la Internacional.
Pero donde más tropieza Pablo Iglesias es con la imagen instrumental que transmite de la conquista del poder. Toda su estrategia, incluido el vaciamiento ideológico, está orientada a tomarlo, como condición necesaria para producir el cambio, aplicando con ello la más pura praxis marxista. Todo merece ser sacrificado en aras de la victoria. Pero para asaltar los cielos, al menos en una democracia, se necesita una épica y un sentimiento, que conmueva a los votantes. No vale con ser un hábil estratega, instrumentalizador de las condiciones existentes, un intelectual que sabe jugar con los demás. Al diluir el contenido, el dirigente de Podemos incrementa su perfil de político maniobrador, circunstancia contradictoria con la narrativa del partido emergente que identifica a éstos con los viejos líderes de los partidos tradicionales, del denostado bipartidismo.
Unos partidos tradicionales que no estaban tan muertos como algunos pretendían. EL PP ha recuperado votos con respecto a Ciudadanos. Muchos han priorizado la cohesión ideológica a la renovación. La indignación ante la corrupción ha cedido ante el temor infundado por Podemos, demostrando una vez más que España es un país con un relevante sector social conservador, al que es difícil obviar, pese a que Pedro Sánchez lleve más de seis meses intentándolo y dándose contra la pared. Rajoy, en cambio, con esa imagen de señor de derechas de toda la vida, que prioriza la lectura del Marca sobre un sesudo análisis, ha mejorado sus posiciones respecto a las que tenía hace seis meses, pudiéndose presentar como el triunfador de unas elecciones en donde han primado las alcachofas sobre la erudición política. Marx, una de las mentes analíticas más preclaras de la humanidad, tenía sus limitaciones. Hoy en día, le hubieran aconsejado leer el Marca. A él y a los que quieren tomar los cielos.
Juan José Echevarría (icloud.com)
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Vicepresidente de la Asociación de Corresponsales de Prensa Iberoamericana, ACPI. Periodista e historiador. Profesional del periodismo de larga trayectoria en medios de Prensa y Televisión. Licenciado en Ciencias de la Información, sección Periodismo, Universidad Complutense de Madrid (UCM). Máster en Historia Contemporánea por la Facultad de Geografía e Historia de la UCM. Doctorando en Historia Contemporánea. Publicaciones: “Los frenos y los alicientes en el responsable de contenidos”, “Nuevos retos y perspectivas de investigación en la Comunicación».