Covid-19 y yo

Por Jairo Máximo (texto y fotografía)

“No acudí al entierro de él, pero envié una nota simpática diciendo que debe haber sido un éxito” (Mark Twain)

Madrid, España – (Blog do Pícaro) –  El maldito virus global SARS-CoV-2 (el que causa la covid-19) que fue detectado por primera vez en diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, en China, y en febrero de 2020 en España, ha entrado con alevosía y nocturnidad en mi vida personal y familiar. De marzo hasta junio hemos estado confinados en la capital española siguiendo los protocolos aprobados por el Gobierno y las autoridades sanitarias. “Quédate en casa”, era la consigna. ¡Sobrevivimos! Pero, a principios de agosto, durante el rebrote de la segunda ola del coronavirus, tras la realización de una PCR familiar, el resultado fue positivo. Estábamos contagiados y asintomáticos. Al momento empezamos una rigurosa cuarentena: 14 días sin salir de casa. Nulo contacto con el exterior. Resultado: hemos salidos físicamente ilesos del “combate” contra la covid-19. En muchas localidades del país el rebrote es una realidad que aterroriza. El número de contagiados y muertes en la capital española va en aumento. Los trabajadores sanitarios de Madrid denuncian que se encuentran con la misma precariedad laboral a la que se enfrentaban antes de la cruel primera ola de la pandemia. Carecen de médicos, enfermeros, rastreadores de los contagios, test. La tregua que el coronavirus SARS-CoV-2 proporcionó a España, no fue aprovechada por las autoridades locales −del Ayuntamiento y de la Comunidad− para destinar recursos humanos (personal sanitario) y materiales para enfrentar la previsible segunda ola de contagios. Las sirenas de alarmas médicas y sociales retumban en el cielo de la capital. En estos momentos Madrid entera tiene la movilidad restringida.  ¿Nuevo confinamiento es posible? Help!

A finales de septiembre, Salvador Illa, ministro de la Salud, declaró: “Vienen semanas duras”. “La salud es lo primero”. “La salud de Madrid es la salud de España”.

“Madrid en manos de todos”, se lee en el cartel institucional.

Sin olfato, paladar y fiebre. Los días pasan y la vida no tiene aroma ni paladar. Solo incertidumbre. Perder el olfato y el paladar son algunos de los síntomas perceptibles que el cuerpo experimenta cuando el virus está dentro. Despertar y no sentir el olor a lejía o de tierra mojada es desesperante. Pero si la temperatura del cuerpo no alcanza los 37º grados evidencia que la situación está bajo control. Y así ha sido con nosotros durante la cuarentena. Los síntomas más graves que la enfermedad  ocasiona –dificultad para respirar, fiebre, tos, dolor de barriga, cansancio persistente, dolor muscular y náuseas- mi cuerpo no los vivió. Leer u oír en primera persona el relato de aquellos que han sobrevivido para contarlo, después de abandonar las UCIS (Unidad de Cuidados Intensivos) da mucha grima.

Manifestación de los negacionistas en la plaza Callao en Madrid en pasado julio.

Anomalía universal. Hay mucha gente loca suelta por las calles del mundo. Los negacionistas de la covid-19 quizás sean las primeras víctimas mentales del confinamiento global que perdieron el sentido de la realidad. Viven en otro mundo. No quieren aceptar la llegada de un nuevo coronavirus, que no tiene clase social, religión, raza, nacionalidad e ideología.

Sepa. El coronavirus SARS-CoV-2 es un diminuto virus que mide 0,1 micras. Un cabello humano tiene un diámetro de aproximadamente 80 micras. Vale resaltar que en una conversación normal se pueden esparcir partículas hasta 2 metros de distancia.

Tomen nota. Vivir una cuarentena familiar es como ser dueño del tiempo. Queda tiempo para reflexionar y leer con pausa. También sirve para aprender a valorar la importancia de los pequeños (grandes) detalles de la vida.

Flor de cactus: vida y muerte al instante. Agosto de 2020.

Flor de cactus. No recordaba que los cactus echaban flores. Es la conocida “Flor de un día”. Nace al amanecer y muere al anochecer. Tengo plantados dos cactus en el balcón de mi casa. Una mañana de cuarentena encontré uno de ellos florido. La naturaleza habla.    

Anotaciones. Javier Sampedro, científico y periodista, escribió en el diario El País: “Lo que esperamos de una vacuna es que, una vez inyectada en mil personas sanas, les proteja frente al contagio en comparación con otras mil que solo han recibido placebo. Eso llevará tiempo”. Tedros Adhanom, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alertó en agosto que la emergencia internacional por el coronavirus “continúa” y sus efectos “durarán décadas”. Margarita del Val, inmunóloga y viróloga, que dirige la plataforma Salud Global del CSIC, que coordina a 200 grupos investigando al coronavirus desde todos los frentes, afirmó en septiembre: “Los jóvenes no son un grupo de riesgo de salud, pero sí económico. Son quienes van a sufrir un futuro durísimo si esto no se para”.

He leído en la prensa. Actualmente hay 182 vacunas contra la covid-19 en fase de experimentación. 36 de ellas están siendo testadas en millares de voluntarios, pero hasta el momento ninguna de ellas ha demostrado ser eficaz.

Estación de metro Puerta de Toledo de Madrid vacía el pasado septiembre.

Hecho certero. Cuando el  Gobierno español decretó el estado de alarma el 14 de marzo que se extendió hasta junio, consiguió doblegar la curva de contagios de la Covid-19 y salvó millares de vidas. Pero cuando ha llegado septiembre el número de nuevos contagios y fallecidos aumenta en diversos puntos de la geografía española, en particular en Madrid, donde la segunda ola golpea con fuerza. Aquí la vida de ayer es una quimera. ¡Falta vida!

Mientras tanto, todos los datos de la economía española se desploman.

La soledad de la Gran Vía madrileña, la comercial con más tránsito de España en un día laborable el pasado septiembre.
Puerta del Sol de Madrid, solitaria al atardecer del pasado septiembre.
La siempre bulliciosa Plaza Mayor de Madrid vacía el pasado septiembre.

Es un hecho. Tras mil días del inquietante aviso de la OMS de que el nuevo coronavírus era “una pandemia mundial”. Actualmente más de 1 millón personas se han muerto y casi 33 millones han sido contagiadas. España es uno de los países europeos más azotado por la pandemia.

He entendido. La vacuna es la única esperanza.

Grafiti encontrado en Madrid en junio tras el confinamiento

Antes de morir… Quiero recordar que hasta el momento más de 31.000 españoles han perdido la vida. Quiero recordar que en Brasil más de 143.000 han perdido la vida. Asimismo, quiero recordar que el ultraderechista presidente brasileño, Jair Bolsonaro, dijo sobre la covid-19. “Si te mueres, has muerto”. Y, finalmente, quiero divulgar un fragmento del magnífico poema “Poema da mente”, del escritor brasileño Alfonso Romano de Sant’anna, publicado en diferentes periódicos brasileños en 1980.

“Mentem, sobretudo, impune/mente.

               Não mentem tristes. Alegremente                                        

               mentem. Mentem tão nacional/mente

               que acham que mentindo história afora   

vão enganar a morte eterna/mente”.

http://www.releituras.com/arsant_implosao.asp

Grafiti encontrado en Madrid en julio tras el confinamiento.

Nota del autor: Artículo en portugués: Covid-19 e eu