Iberoamérica en el punto de mira.
La Hispanidad y España.
Aquella monarquía, cuya máxima expresión fue precisamente la Hispanidad, dio lugar a una veintena de Estados en América, en donde prosiguió vivo aquel concepto, hasta llegar al tiempo presente. De aquella fragmentación, en aquella orilla del océano, surgieron, como es sabido, una pluralidad de Estados-nación que, salvo detalles puntuales, han reivindicado su tronco común. En cambio, a este lado del Atlántico se acusó en demasía el carácter traumático de las emancipaciones. Hasta el punto que el Estado-nación español, nacido a la par que México, Venezuela, Colombia y los demás Estados de aquel hemisferio, dejó de mirar a América con la atención exigible. Por decirlo de una manera burda, no solo se independizaron de la Monarquía Hispánica el Perú, Chile, Ecuador, etcétera; sino también España. Entender ésto a éste lado del mar sería clarificador para los españoles, porque asumirían que la Españolidad resultante supuso una mengua de su Hispanidad. Y sin duda que corregirlo sería inteligente.