Por Sully Fuentes.
Los conventos, monasterios, iglesias guardan muchos secretos que el tiempo «se las arregla» para ir cubriéndolos con una pátina de olvido. Sin embargo, se sabe que algunos de estos centros religiosos han mimado, conservado y defendido un interesante patrimonio tanto tangible como intangible de incalculable valor. Actualmente, hay una tendencia a mostrar lo que durante tres o cuatro siglos permaneció recogido tras los sólidos muros de la clausura.No hablamos solo de hábitos, de los elementos necesarios para la eucaristía,del mobiliario o de las valiosas obras de arte. Nos sorprende que el pueblo conozca más un convento o un monasterio -a veces- por su obrador que por su arquitectura o por la ayuda que dan a los pobres de vez en cuando, más que el contenido humano que da vida a esa obra edilicia y la dedicación que allí se puede encontrar . Hay quien ha confesado que después que entró en sus huertos , o le atendieron detrás de un torno (mientras solicitaba unos dulces típicos), se dio cuenta que estaba habitado por seres llenos de vida, de valores, y de fe. Y sin duda que -como en la vida misma- no todo sería gloria pero comenzaron a respetar las elecciones de vida por aquello de que la «diversidad» es un ejercicio de respeto en una sociedad madura.
Pero abordando lo más tangible, éstas son épocas del año en que el mundo religioso sale más allá del silencio y de los rituales monásticos. Esa vida de entrega y adoración se abre a la luz con los “dulces del convento”. Son tesoros delicados, dulces efímeros realizados con productos tradicionales de alta calidad y que atraen tanto por una elaboración cuidada como artesanal. Encerradas en sobrias y cuidadas cajas recogen el quehacer de los pueblos a través de recetas tradicionales y es una forma de sustento para estas organizaciones donde los fondos cada vez llegan con más rezos y menos monedas. Todo un arte que en España tiene gran aceptación y ha motivado a que se puedan ofrecer en exposiciones feriales- sin tener que pasar por un convento- el público las puedan degustar en estos días en Expoclausura Madrid donde no paran de endulzar el” alma… aún de los menos religiosos”.
Delicias como el mazapán, los turrones, alfajores, hojaldres, yemas, cocadas, tejas de almendra, empiñonados, roscos de vino, rosquillas u obleas atraen a los visitantes estos días las mesas de” Expoclausura” en la calle Serrano de Madrid, un evento en el que se da cita la repostería artesana de 41 conventos y monasterios con más de 400 productos de toda España, de muchísima calidad y recetas con siglos de antigüedad y el mimo con el que lo hacen las monjas lo alejan mucho de producción industrial. Se puede ver hasta el día 21 de diciembre.
No menos interesante es la forma de exponer las reliquias de gran valor artístico y religioso que aún conservan estos sitios en los propios recintos religiosos. Tienen algo especial .Una forma de traspasar ese mundo velado al público y donde ese interior tan ”recogido ” en monasterios , conventos , iglesias se hace tangible , en diferentes croquis, gráficos, leyendas objetos, vestimenta y mobiliario propio e inconfundible del ámbito religioso. Sorprende por momentos lo que no se ve habitualmente y el “milagro” de haberse salvado de ingratos expolios.
Una de las más interesantes por el valor histórico, artístico y religioso es la “Exposición Tesoros de la Clausura” de las Franciscanas Clarisas Descalzas de Chinchón. Recordemos que existen más de 1000 monasterios, habitados por menos no menos de 18.000 hijas de Santa Clara repartidas por todo el mundo. Esta muestra que se exhibe en estos días nos permite conocer no solo como están organizadas en el Monasterio de la Purísima Concepción , como se ha conservado cada historia de quienes eligieron este lugar para dar fé de su devoción, y el entorno que han sabido conservar más allá de las guerras o catástrofes . Piezas que han decorado estancias y capillas , imágenes, grabados .cobres y ornamento e incluso unos delicados bordados con los escudos de los Condes de Chinchón se está mostrando en estos días , pero que volverá a exponerse nuevamente dado el interés que ha suscitado por el público que llega a visitarlo.
Ahora mismo hay solo ocho religiosas ( más extranjeras que nacionales) que dan fe de su compromiso con la tolerancia, la integración, la oración y la entrega a los demás. Fieles al capítulo VII de la Regla de Santa Clara desechan la ociosidad y conjugan su vida contemplativa con las tareas del obrador De esa manera pueden llegar a todos los hogares sin que les sean negadas… sus obras. Lo que no sabemos… es si existe alguno de estos productos monacales que nos sirva para despejar de nuestras tentaciones acciones reprochables, actitudes despreciables y/o pensamientos impuros. Porque -si lo hubiese- ya sabríamos donde se arreglan los males de estas décadas tan devastadoras. Eso sí, siempre es bueno empezar por casa.