“Para dormir tengo que tomar pastillas. Para despertar tengo que tomar pastillas. Para vivir tengo que tomar pastillas.” (Víctima de Brumadinho)
Por Jairo Máximo (Texto y fotos)
Madrid, España – (Blog do Pícaro) – El día 25 de enero pasado se cumplió un año de la ruptura de la presa Córrego do Feijão, en Brumadinho, Minas Gerais, sudeste de Brasil, que segó la vida de 270 personas.
La presa, de la minera brasileña Vale, que almacenaba aproximadamente 12 millones de metros cúbicos de mineral de hierro arrasó todo lo que encontró a su paso: personas, naturaleza y sueños.
Tras la tragedia anunciada los habitantes de Brumadinho continúan sufriendo secuelas, en diversos frentes: físico, mental, medioambiental y económico.
Matar un río. El río Paraopeba, que cruza Brumadinho, también fue una víctima. Su agua continúa contaminada en toda su extensión río abajo. Tardará décadas en recuperarse. Es un muerto viviente. En sus aguas se pueden encontrar grandes cantidades de arsénico, mercurio, radio, cadmio, chumbo, cobalto, níquel y otros metales pesados.
La minera Vale tiene un valor de mercado similar al que tenía antes de la tragedia y vuelve a tener ganancias.
En estos momentos Brasil cuenta con 122 presas que están al borde del colapso. Otra Brumadinho, no. ¡Por favor!
Hasta el momento 16 personas, entre ellas altos directivos de la empresa, han sido denunciadas por diversos crímenes medioambientales y dolosos.
Bombero siempre. Los héroes anónimos de aquella tragedia fueron los bomberos brasileños, que desde el primer momento han estado al pie del cañón. Hoy en día continúan buscando los cuerpos de 11 personas desaparecidas.
Actualmente la ciudad registra un aumento de 400% en la demanda de atención de salud mental, comparada con los índices de antes de la tragedia.
“Para dormir tengo que tomar pastillas. Para despertar tengo que tomar pastillas. Para vivir tengo que tomar pastillas”, revela la hermana de una de las víctimas de la tragedia que sufre un evidente stress pos-traumático.
Recordar Brumadinho es triste. Fueron tantas vidas perdidas por nada… Quizá releer el poema Lira Itabirana, del gran poeta brasileño Carlos Drummond de Andrade (1902 –1987), publicado originalmente en 1984, sea un consuelo frente a tanto dolor, fruto de la avaricia y la negligencia humana.
Lira Itabirana
O Rio? É doce.
A Vale? Amarga.
Ai, ante fosse
Mais leve a carga.
Entre estatais
E multinacionais,
Quantos ais!
A dívida interna.
A dívida externa.
A dívida eterna.
Quantas toneladas exportamos
De ferro?
Quantas lágrimas disfarçamos
Sem berro?●