Por Juan Manuel Castañeda Chávez
En sus años juveniles a Vargas llosa sus compañeros del grupo comunista Cahuide le llamaban el “sastrecillo valiente”, por ser ardoroso defensor de las ideas del filósofo francés Jean Paul Sartre, entre ellas, que un escritor debía formar parte del debate público. Hoy en día, Vargas llosa asume su papel de intelectual comprometido pero lejos de ser un comunista adoctrinado es más bien un liberal convencido. De esta evolución intelectual personal escribe en su último ensayo: La llamada de la tribu (Alfaguara, 2018).
El relato, parte pues, desde los años cincuenta, época en la cual el joven escritor asumió inicialmente una posición comunista que finalmente acabase con las injusticias del entonces llamado tercer mundo.
Sí hasta finales de los años sesenta, con ciertas dudas, había sido simpatizante de la revolución cubana, estas se consolidaron a raíz del caso Padilla; un poeta cubano, al que el régimen de Fidel Castro encarceló acusándole de traición. Vargas llosa firmó un manifiesto contra esta medida. A partir de allí el escritor rompió su apoyo al régimen de Cuba y otros afines. Cuenta que cortar con el régimen cubano más que un sentimiento de pesar le supuso una liberación; nunca más daría su apoyo a algo de lo cual no estaría completamente convencido.
Este desencanto del comunismo le llevó a una situación de orfandad intelectual que poco a poco fue supliendo con pensadores e intelectuales liberales cuyas ideas finalmente le proporcionaron las profundas bases intelectuales que expone y analiza en el ensayo La llamada de la tribu.
SÍ del lado literario el autor que más le ha influenciado ha sido Gustave Flaubert y el libro que más le ha impresionado es Madame Bovary, del campo de la filosofía han sido el pensador vienés Karl Popper y su fundamental libro La sociedad abierta y sus enemigos, los que le han guiado. Este filósofo y Adán Smith, José Ortega y Gasset, Friedrich August von Hayek, Raymond Aron, Isaiah Berlin y Jean-François Revel, analizados desde el punto de vista histórico, personal e intelectual son expuestos en este libro profusamente documentado.
Una de las principales ideas que defiende en esta obra es la emancipación del individuo liberándose de la tribu. Sí la especie humana ha evolucionado hasta la sociedad global de hoy ha sido por el distanciamiento del individuo frente a la tribu; cuando estuvo supeditado al grupo para su subsistencia negándosele así la capacidad de iniciativa propia, llámese libertad, y ha sido esta la que ha propiciado los cambios que nos han hecho evolucionar. Por ende, toda forma de gobierno que impida al individuo ser tal y lo sumerja en una masa anónima sería un retroceso, afirma.
Sobre esta idea primordial distingue la libertad política, económica, cultural y religiosa. El premio Nobel MVLL se declara un liberal, pero advierte que el liberalismo no es una doctrina y tampoco es dueña absoluta de la verdad, sino al contrario, deja margen para nuevas ideas pues asume que no tiene respuestas para todo.
La profunda convicción liberal de Vargas Llosa le ha llevado a protagonizar verdaderos hitos contemporáneos; en 1990, en un encuentro que le valió cierto enfado con el premio Nobel Octavio Paz, dijo que México era la dictadura perfecta, por las décadas que el PRI (Partido Revolucionario Institucional) se hallaba en el poder. Del mismo modo, a finales de los años ochenta, cuando Alan García anunció su intención de nacionalizar la banca peruana, el escritor organizó un multitudinario movimiento para defender la libertad en la economía (tal acción derivo en su posterior postulación a la presidencia).
Hoy en día, el intelectual más importante de las letras en castellano, es también el más feroz crítico con el régimen venezolano. Los fundamentos filosóficos que expone sintéticamente terminan por darle la razón al escritor frente al desolador panorama del país latinoamericano.
Por otro lado, es muy crítico con los excesos del libre mercado y los condena sin complejos; “La última crisis financiera que ha sacudido a los Estados Unidos y a Europa desde 2008 resulta en buena parte de esa voluntad de lucro que llevó a bancos y empresas a groseras violaciones de ley – De ahí que sea conveniente recordar la vieja idea de los fundadores del pensamiento liberal, como Adam Smith, de que sin solidas convicciones morales el liberalismo no funciona”.
Volviendo a la idea central del libro, expuesto de manera clara; de la ancestral caverna el autor extrapola similar comportamiento a nacionalismos, fascismos, racismo y xenofobia, en suma, grupos cerrados con nula apertura que les impide aceptar otras realidades. La libertad surgió, refiere, cuando las sociedades en el lento proceso llamado evolución, se atrevieron a romper paradigmas, prejuicios, nacionalismos, ideologías y doctrinas.
Sí la metáfora que utiliza Vargas Llosa para definir este transito humano hacia la libertad es la llamada de la tribu, podremos finalizar con la imagen de los seres humanos, sentados conversando en torno a una fogata, como metáfora también del intercambio de ideas, miedos, fantasías, sentimientos, experiencias que nos ha llevado a este concepto, amplio y complejo, de libertad.