«El teatro es un acto de amor a la gente»

MADRID – (Blogdopícaro) – El dramaturgo, director teatral, filósofo y matemático, Juan Mayorga es uno de los autores contemporáneos más representado en España y en la escena teatral europea.

Ha ganado diversos premios, entre ellos, el Nacional de Teatro 2007 y el Nacional de Literatura Dramática 2013; el Valle-Inclán de Teatro 2009; el Max, al mejor autor —2006, 2008 y 2009—, y a la mejor adaptación —2008 y 2013.

Juan Mayorga, retratado en Madrid en 2014
Juan Mayorga, retratado en Madrid en 2014. Foto: Jairo Máximo

En 1988 se licenció en Filosofía y Matemáticas. En 1997 se doctoró en Filosofía. Enseñó Matemáticas en institutos de Madrid y Alcalá de Henares durante cinco años y es professor de Dramaturgia y Filosofía. En 2011 fundó la compañía teatral La Loca de La Casa.

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Acaba de publicar el libro Teatro 1989−2014, una selección personal de veinte de sus obras predilectas. Muchas de estas piezas han sido traducidas a más de veinte idiomas (alemán, árabe, francés, inglés, hebreo, portugués, ruso, esperanto y otros); y puestas en escena en Alemania, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Corea del Sur, Cuba, Estados Unidos, Francia, Grecia, Israel, Italia, México, Noruega, Reino Unido, Rumania, Ucrania, Uruguay y otros países.

Entre sus decenas de piezas y textos teatrales breves, se encuentra la obra El niño de la ultima fila, que recientemente fue la protagonista de la primera emisión radiofónica de teatro español contemporáneo en la cadena pública británica. La estimación de la BBC es que más de 700 mil oyentes siguieron la lectura.

En esta entrevista exclusiva concedida en Madrid, Juan Antonio Mayorga Ruano (Madrid, 1965) afirma: «La palabra que escribo tiene un cuerpo en el espacio».

¿En la infancia has sido el personaje Claudio —
el estudiante que se inmiscuye peligrosamente en las vidas ajenas para nutrir su vocación literaria— de su aclamada pieza El chico de la última fila?
—¡Claro! Tengo este doble gesto que Claudio hace, que es el gesto del artista y del escritor. Prestar una atención obsesiva a algo que estás viendo y activar la imaginación.

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¿Cuándo encuentras la palabra?
—Mi padre tenía —y todavía tiene— la costumbre de leer en voz alta. Cuando él estudiaba magisterio tenía un amigo ciego, y para que juntos pudieran aprovechar las horas de estudio, mi padre leía en voz alta. Y con esa costumbre se quedó. Eso hizo que mí casa fuese una casa habitada por la palabra. Que las palabras estuviesen en el aire. Mi padre leía ensayos de Gregorio Marañón, la novela La montaña mágica, de Thomas Mann, siempre en voz alta, pero no para que yo y mis hermanos escuchásemos. Por eso, creo que mí convicción interna de que las palabras crean —mundos, tejidos y paisajes—viene de ahí. Por supuesto que eso impregna mí teatro y mí fe en la palabra pronunciada. La palabra que escribo tiene un cuerpo en el espacio. Llegará a lugares imprevisibles en la boca de unos actores. Eso también tiene que ver con mi búsqueda artística. Por ejemplo, cuando leo el Libro de la Vida, de Teresa de Jesús, me pregunto: ¿cómo serían esas palabras escritas en soledad en boca de un actor? Ahí empieza mi intervención. Acto seguido escribo la pieza La lengua en pedazos.

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En la inquietante La lengua en pedazos, galardonada   con  el Premio Nacional de Literatura Dramática 2013, el ficticio personaje Inquisidor de Teresa de Jesús avisa: «La singularidad es subversiva». ¿Es así en la vida real?
—(silencio) Sí. Cualquier forma de disidencia es castigada. En nuestra sociedad la singularidad tiende a ser domesticada, pasteurizada, reconducida y utilizada.

¿Por qué escribes teatro?
—Porque creo que el teatro es un acto de amor a la gente. Es entregar algo a la gente. Me empeño en eso. Quiero continuar entregando algo a la gente. Soy feliz escribiendo teatro. El teatro no existe sin la complicidad del espectador.

¿Tienes dificultad para escribir una pieza teatral?
—¡Claro! Para mí escribir teatro es extraordinariamente difícil. La escritura es un combate. Se me hace muy difícil encontrar la fórmula exacta de mis obras. Estoy constantemente peleando con mis textos. De hecho, normalmente reescribo mis obras una y otra vez.

¿Entonces son tus obras inacabadas?
—Hay una imagen que me gusta mucho tener en cuenta. La utiliza el gremio de la construcción. Los albañiles hablan de obras blancas, negras y grises. Las blancas son las obras acabadas; habitables. Las negras son las obras no aptas para ser habitadas. Y las grises son las obras que sin estar acabadas, son habitables. Mis obras están permanentemente en gris.

¡Que pulcra metáfora!
—(risas) Estoy en constante conversación con mis obras porque soy un hombre ambicioso de talento limitado que tiene una cierta capacidad de escucha. La conversación que genera mis obras me enseña nuevas posibilidades para su desarrollo, extensión y límites.

¿Cuándo encuentras al teatro?
—Creo que sin saberlo yo, fue durante la infancia en mí casa habitada por la palabra pronunciada. Sin embargo, fui al teatro por primera vez cuando tenía 16 años, simplemente porque en el instituto seleccionaron a cuatro alumnos para ir al Teatro María Guerrero y ver Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, de Federico García Lorca, protagonizada por Núria Espert, y dirigida por Jorge Lavelli, que por entonces ya era un maestro del teatro europeo. Treinta años después, Lavelli montaría en París mis piezas, Cartas de amor a Stalin, El chico de la última fila y El traductor de Blumemberg. De algún modo en el Teatro María Guerrero de Madrid se estableció un encuentro entre aquel hombre y aquel adolescente. Por otra parte, en el Teatro María Guerrero es donde hasta ahora he estrenado cuatro de mis piezas. Cartas de amor a Stalin, Himmelweg. Camino del cielo, La paz perpetua y El arte de la entrevista.

¡Cuanta coincidencia! ¿Eres un hombre místico?
—(risas) Bueno…

Es que este «encuentro marcado» en el tiempo y en el espacio con el Teatro, suena como un sueño profético. ¿O no?
—(risas) Efectivamente. Aquí hay una trama. Unas afinidades selectivas. En aquel momento descubro el Teatro con fascinación, como el arte de reunión. Después de eso me convierto en un aficionado al teatro, sin imaginar que un día iba a dedicarme a eso.

¿De dónde sacas las ideas para escribir tus piezas?
—Llevo siempre encima unos cuadernos de donde surgen buena parte de mis piezas. Otras surgen de algo que alguien me cuenta o a raíz de noticias que leo en la prensa. Tengo una actitud hospitalaria de las cosas. Busco conexiones entre fenómenos distantes.

¿Eres un antropófago sin miramientos?
—¡Claro! Para mí eso no es un ejercicio cruel. Es un placer, un gozo. No hay momento advenido para un escritor porque incluso de la situación aparentemente más mediocre uno puede hacer una elaboración, reconstruirla y mostrar esa mediocridad haciendo con que la representación sea de algún modo algo hermoso.

¿Es el mono Copito de Nieve, de la pieza Últimas palabras de Copito de Nieve, una reencarnación contemporánea de Michel de Montaigne?
—(silencio) Esa pregunta me interesa mucho. Me hace pensar que una interpretación posible de la obra sería la de que Copito de Nieve es un disfraz de Michel de Montaigne. Enmascararse de animal para desarrollar el viejo oficio de pensar.

¿Tú cazas la idea o es ella la que te caza?
—Una actitud óptima es ser cazado por ellas, pero eso requiere un aprendizaje o un desaprendizaje. Un bello horizonte es el estar a la escucha del mundo. Cuando nos abrimos a oír lo que el mundo quiere decirnos puede aparecer algo fértil.

¿Cuándo tienes las ideas: de día o de noche?
—Walter Benjamin imaginaba que las ideas deberían ser como atracadores que asaltan al confiado paseante en el bosque. Me gusta muchísimo esa idea del asalto. Las ideas me asaltan. No tienen hora. Llegan cuando llegan. Benjamin es la persona que más me ha influenciado. Un párrafo suyo vale más que las trescientas hojas de la tesis doctoral que escribí sobre él titulada «Revolución conservadora y conservación revolucionaria. Politica y memoria en Walter Benjamin».

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Teatro María Guerrero, Madrid. Foto: Jairo Máximo

En el programa de mano de la pieza El arte de la entrevista, afirmas: “Una entrevista es una navaja”. ¿Piensas así?

—¡Claro! Pero una entrevista también puede ser un combate, una pelea, una reunión y ¿por qué no? una negociación pactada e interesada. Ahora, me rectifico ante ti, y la dejaré así: «Alguna entrevista es una navaja».

¿Qué crees que el arte teatral aporta frente a otras artes?
—Dos cosas muy importantes: reunión e imaginación. Unos sectores representan posibilidades de la vida humana para que otros sectores se las imaginen. Eso sigue siendo extraordinario.

¿Qué papel juega el cine en tu obra artística?
—Debo mucho más al cine de lo que soy consciente. El cine ha educado a la gente de mi generación. Pero no escribo pensando que el cine podría ser el destino final de mis obras. Mi escritura está comprometida con el teatro. Ahora, es obvio que me siento halagado por el hecho de que el cineasta François Ozon hiciera una adaptación de la obra El chico de la última fila. Sin embargo, no siento que me hayan relegado a una división de honor, sino que es otro tipo de puesta en escena. También, me siento halagado por el hecho de que algunas de mis obras tuvieran audición en las radios públicas de Francia, Rumania y Reino Unido. Asimismo, me siento halagado de que El chico de la última fila fuera la protagonista de la primera emisión radiofónica de teatro español contemporáneo en la cadena pública británica BBC. Son piezas teatrales que se han convertido de algún modo en una puesta de escena sonora.

¿Puedo concluir que tu teatro está basado en el desasosiego y, fundamentalmente, en el silencio?
—(silencio) Me gusta mucho tu interpretación sobre mi teatro. En el teatro es donde se explica el silencio de la voz humana. Por supuesto que ya se ha hablado mucho de la poesía del silencio. Pero es en el teatro donde el silencio se escucha, se ve, se percibe, se siente. El teatro, que es el arte de la palabra pronunciada, también es el teatro del arte del silencio. Por ejemplo, en mi primer trabajo como director teatral de una pieza de mi autoría, La lengua en pedazos, para mí el momento favorito es aquel en que el Inquisidor de Teresa de Jesús se encierra a rezar, pensar, analizar y revisar su vida, en silencio. En principio no es nada espectacular. Pero creo que es el momento más importante del espectáculo. Al espectador le interesa el silencio. Hay otras obras mías, como Hamelin, sobre las diversas formas de violencia de los adultos sobre los niños, que también está escrita para que se escuche el silencio de los niños. Asimismo, Himmelweg. Camino del cielo, sobre el exterminio de los judíos europeos, está escrita para que se escuche el silencio. Ahora, no te diré que mi teatro es un teatro para el silencio. Pero, en mi teatro es fundamental el silencio. Es una experiencia de la conciencia extendida.

¿Qué quieres ser de mayor?
—(risas) Bueno… A mí me gustaría —hoy ya de mayor— ser un buen hijo, buen padre y buen esposo. Con todo, sé que ser un buen esposo es extraordinariamente difícil.

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(risas) La vida es sueño.

—(risas) Sí. Por lo demás no veo mi vida fuera del teatro.
Seguiré escribiendo teatro. Seguiré cada vez más riguroso y exigente conmigo. Seguiré teniendo siempre como horizonte aquello que te he dicho al principio: quiero continuar entregando algo a la gente.

¿Qué piensas de esta frase: «Twitter te hace pensar que eres sabio. Instagram que eres fotógrafo, y Instagram que tienes amigos. El despertar va a ser muy duro»?
—(silencio) ¿Quién escribe nuestros sueños? ¿Quién escribe nuestras vidas? Todas esas herramientas tecnológicas nos pueden dar una ilusión de libertad, que sea sólo eso —ilusión— porque en realidad hay otras formas de recolonización de nuestro imaginario, de nuestro mundo de la vida. ¿Y tú qué piensa?

(silencio) Por pensar, no me adapto a las redes.
—(risas) Somos dos.•

                             PROGRAMA DE MANO DE LA ENTREVISTA

Obras citadas

El chico de la última fila (2006) – Una obra sobre maestros y discípulos; sobre padres e hijos; sobre personas que ya han visto demasiado y personas que están aprendiendo a mirar. Una obra sobre el placer de asomarse a las vidas ajenas y sobre los riesgos de confundir vida y literatura. Una obra sobre los que eligen la última fila: aquella desde la que se ve todas las demás.

La lengua en pedazos (2011) – En realidad, para dejarse arrastrar hacia Teresa es suficiente leerla y advertir lo mucho que le debe nuestra lengua y, por lo tanto, lo mucho que le adeuda nuestra experiencia del mundo. Sólo nuestros mayores poetas han sometido a tan extrema tensión la lengua castellana. Ganar para el teatro esa palabra fue mi primer objetivo. Como fue también la palabra de Teresa la que me llevó a imaginar al Inquisidor, su antagonista en esta fantasía teatral.

Cartas de amor a Stalin (1997) – Es una historia de amor en la que intervienen tres personajes: un hombre, una mujer y el diablo. Es una meditación sobre la necesidad que tiene el artista de ser amado por el poder, necesidad tan fuerte como la que el poder tiene de ser amado por el artista. Es una fantasía basada en la terrible experiencia de Mijail Bulgákov, enorme escritor al que el estalinismo condenó al silencio.

El traductor de Blumemberg (1993) – Una obra sobre lengua y lenguaje y sobre lo difícil que es una tarea tan poco apreciada a veces, por los grandes sectores: la labor de la de los profesionales que la ejercitan para dar a conocer otras voces y otros ámbitos del pensamiento de la literatura del otro.

Himmelweg. Camino del cielo (2003) – A primera vista, “Himmelweg” es una obra de teatro histórico. En realidad, es –quiere ser- una obra acerca de la actualidad. Habla de un hombre que se parece a casi toda la gente que conozco: tiene una sincera voluntad de ayudar a los demás; quiere ser solidario; le espanta el dolor ajeno. Sin embargo, también como casi toda la gente que conozco, ese hombre no es lo bastante fuerte para desconfiar de lo que le dicen y le muestran. (…) No es lo bastante fuerte para descubrir que “Camino del cielo” puede ser el nombre del infierno.

La paz perpetua (2007) – La paz perpetua es una fábula. Una fábula sin moraleja. En lugar secreto, un rottweiler, un dóberman y un pastor alemán compiten para conseguir el codiciado collar blanco y con él la distinción de perro antiterrorista de élite, «una profesión con mucho futuro».

El arte de la entrevista (2014) – A uno y otro lado de la cámara, las mujeres juegan a entrevistarse. Jugando, ríen y se hacen daño. Mucho daño. Una entrevista es una forma de diálogo que tiene sus propias reglas, la más importante de las cuales es: yo pregunto, tú respondes y el silencio también es una respuesta. Una entrevista es un juego muy serio si se hace ante una cámara que la registra. Una entrevista es una navaja. En El arte de la entrevista, las entrevistas entran en conflicto, se hieren una a otras.

Últimas palabras de Copito de Nieve (2004) – Copito de Nieve se muere. Y en su agonía quiere hablarnos. La palabra en su liberación, nos dice todo aquello que antes no ha sabido o no ha querido decir. Copito se humaniza antes nuestros ojos y nos habla de su vida; de lo que piensa sobre el guardián que lo custodia y sobre el mono negro que lo acompaña.

Hamelin (2005) – Los que de verdad se saben el cuento, aseguran que los niños nunca volvieron a Hamelin. El flautista se los llevó para siempre con la hermosa música de su flauta. Arrebatándoles los hijos inocentes, el flautista dio a la culpa de los padres el peor de los castigos. También este “Hamelin” es un cuento sobre niños que pagan las culpas de los mayores. Un cuento sobre los niños de una ciudad que no sabe protegerlos. Un cuento sobre los niños y sus enemigos. Sobre el ruido que los rodea y el miedo con que nos miran.

La vida es sueño (2011) – Si la condición del clásico es su permanente actualidad, no hay clásico en nuestro teatro que lo sea tanto como La vida es sueño. Calderón encontró forma exacta para representar una experiencia universal: la que hace quien, al mirar a su alrededor, se pregunta si vive o si sueña –o si le hacen soñar-. Tampoco hay en nuestro teatro otro personaje en que se nos dé a ver la frágil belleza de lo humano como la reconocemos en Segismundo, “un hombre de las fieras y una fiera de los hombres”. Ni ha alcanzado nuestra lengua en otra obra, me parece, la tensión que atraviesa los versos de esta trágica comedia.•

Instituciones y Personalidades citadas

Premio Nacional de Teatro y Premio Nacional de Literatura Dramática, otorgado desde 1995 por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España, reconoce la meritoria labor de una persona o entidad en el ámbito teatral, puesta de manifiesto preferentemente a través de una obra o actuación hecha pública o representada durante el año.

Premios Valle-Inclán de Teatro, concedido desde 2007 por el suplemento El Cultural del diario El Mundo del Siglo XXI. Está dirigido a la profesión teatral. Es el premio teatral de mayor dotación económica en España.

Premios Max de las Artes Escénicas, creados en 1998 por la Sociedad General de Autores y Editores, con el fin de premiar y reconocer la labor de los profesionales y la calidad de las producciones más destacadas del año en el ámbito de las Artes Escénicas.

Marañón, Gregorio (1887-1960) Médico y escritor español. Especialista en endocrinología. Fue doctor «honoris causa» de varias universidades europeas y americanas. Desarrolló una amplia labor literaria en el campo del ensayo.

Mann, Thomas (1875-1955) Escritor alemán. Se le considera la figura máxima de la literatura del siglo XX en su país. Premio Nobel de Literatura en 1929.

Cepada Ahumada, Teresa de (1515-1582) Más conocida como Santa Teresa de Jesús o simplemente Teresa de Ávila fue religiosa, fundadora de las carmelitas descalzas, mística y escritora religiosa. Doctora de la Iglesia Católica.

Teatro María Guerrero, fue inaugurado en 1885 como Teatro de la Princesa. En 1931, como tributo a su última propietaria, el Ayuntamiento de Madrid decidió cambiar el nombre del Teatro de la Princesa por el de la actriz María Guerrero (1867-1928). En 1978 pasó a ser sede del Centro Dramático Nacional.

García Lorca, Federico (1898-1936) Poeta y dramaturgo español. Su obra es objeto de ininterrumpidos estudios, comentarios y polémicas. En 1935 escribió la pieza Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores. En 1936 fue fusilado por los franquistas.

Espert, Núria (1935, L’Hospitalet de Llobregat) Actriz de teatro, cine, ópera y directora teatral española. En 1981 protagonizó con éxito de crítica y público Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, en el Teatro María Guerrero.

Lavelli, Jorge (1932, Buenos Aires) Director de teatro y de ópera francoargentino. Es considerado uno de directores que más ha renovado el teatro francés. Se ha destacado por su preocupación de representar un teatro vivo, vigente y atractivo.

Montaigne, Michel de (1533-1592) Filósofo, escritor, humanista, moralista y político francés del Renacimiento, autor de Los ensayos y creador del género literario conocido en la Edad Moderna como ensayo.

Benjamin, Walter (1892-1940) Filósofo, crítico literario, crítico social, traductor, locutor de radio y ensayista alemán. Su pensamiento se asocia con la Escuela de Frankfurt. Se suicidó en Portbou, España, tras sentirse atrapado por la Gestapo.

Ozon, François (1967, París) Cineasta. En 2012 estrenó la película Dans la maison basada en la obra El chico de la última fila.•

Entrevista publicada en BlogdoPicaro y Eurolatinnews