
Por Said Ida Hassan
Thomas Friedman nunca sospechó que seis años después de esta elección, los EEUU vivirán episodios violentos que, aunque no lleguen a la violencia
de la guerra civil estadunidense, se asemejan a los enfrentamientos entre el ejército del Apartheid en Sudáfrica y los manifestantes.
Thomas Friedman nunca sospechó que seis años después de esta elección, los EEUU vivirán episodios violentos que, aunque no lleguen a la violencia de la guerra civil estadunidense, se asemejan a los enfrentamientos entre el ejército del Apartheid en Sudáfrica y los manifestantes.
Los sucesos de Ferguson (Misuri), donde la muerte de un joven negro desarmado a tiros de un policía blanco ha desatado protestas, violencia e intimidación policial, recuerdan que aquella historia —las décadas de esclavitud, segregación, discriminación y marginalidad— no ha acabado.
Michael Brown, de 18 años, recibió varios disparos el sábado al mediodía cuando volvía junto a un amigo de una tienda de alimentación cercana a la casa de su abuela.
Según los resultados de un examen independiente, Brown recibió al menos seis disparos, todos ellos de frente en pleno día en una calle residencial. Cuatro impactaron a lo largo de su brazo derecho —desde el hombro hasta la palma de la mano— y dos en su cabeza.
En lugar de enviar al policía autor de estos disparos al calabozo a la espera de los resultados de la investigación, las autoridades han respondido a las protestas pacíficas de la población afroamericana que reclama justicia con una militarización de la zona desplegando a la Guardia Nacional para contener el estallido social. Un comportamiento que recuerda la reacción del régimen del Apartheid en Sudáfrica a las protestas sociales o del ejército de Israel durante la “Intifada” palestina.
Estamos acostumbrados a ver a Washington dando lecciones al mundo entero en materia de democracia y de respeto a los derechos humanos, pero quién se atreve a denunciar el Apartheid en EEUU en pleno siglo XXI?