La muerte de Kirchner priva al gobierno de su viga maestra

El sincope cardíaco que abatió a Néstor Kirchner ha provocado  una implosión política.

La desaparición de Kirchner tiene una significación que excede largamente a su papel actual como secretario general de la Unión de Naciones Sudamericanas y diputado nacional. Con su muerte se disuelve abruptamente el eje ordenador y conductor del sistema de poder vigente. Ese sistema de poder estuvo siempre concentrado, centralizado y articulado por Néstor Kirchner, tanto mientras ejerció personalmente la presidencia como durante el tiempo en el que ese cargo ha estado ocupado por su esposa. Como señaló Rosendo Fraga en La Nación: «La falta de Kirchner deja la sensación política de que falta el Presidente»-.

Se corta de un tajo los hilos de todas las redes que llegaban a una terminal única: Kirchner

Su desaparición corta de un tajo los hilos de todas las redes –políticas, partidarias, sindicales, empresariales- que llegaban a esa terminal única que Kirchner representaba.

Un cortocircuito de semejante magnitud somete a grave riesgo la gobernabilidad , punto sobre el que reflexionan  e intercambian ideas en estas  horas hombres de la política, la economía y las empresas.

Es que en la Argentina la dinámica política prevalece sobre lo institucional y lo que colapsó esta mañana en Calafate con el corazón de Kirchner fue el motor central del poder político. Un motor que ya estaba averiado pero que seguía funcionando y todavía contenía, aunque cada vez con mayor esfuerzo, las fuerzas centrífugas de su sistema.

Las instituciones, por otra parte, venían ofreciendo un cuadro de anemia y una suerte de empate, de  inmovilidad. Ya era una anomalía que la figura central del ordenamiento constitucional, el Poder Ejecutivo, se viera empalidecida por la fuerza real del poder de Kirchner, a quien se atribuía –con cierto realismo- capacidad para hacer y deshacer. En cualquier caso, el poder del Ejecutivo venía debilitándose desde hace dos años, cuando el gobierno perdió su larga batalla con los agricultores y ganaderos, a los que pretendió cargarlos que nuevos y pesados impuestos; luego, hace un año, dictó una Ley de Medios de Comunicación, que estimaba vital para sus intereses, pero que no ha logrado poner aun en ejecución. Resultado de la derrota frente a los agricultores y ganaderos fue la perdida de la mayoria en el Congreso, donde cuando los diversos partidos de oposición consiguen  aprobar leyes, chocam con el veto del  por ejecutivo, como ocurrió hace poco con la que beneficia a los jubilados con sensibles aumentos. En cuanto al poder judicial,  la Corte Suprema que en los ultimos meses empezó a cortar los lazos que lo ligaban al ferreo control de los Kirschner, puede dictar un fallo reponendo en su cargo al procurador  de Santa Cruz – feudo de los Kirschner – pero tienen que  resignarse luego ante la resistencia del gobierno provincial a darle cumplimiento.

Si la dinámica política es la que prevalece, es de allí de donde deberían surgir las respuestas al riesgo que se cierne sobre la gobernabilidad.

Las provincias son los pilares que pueden sostener la gobernabilidad

La historia argentina muestra que en situaciones críticas, las provincias -anteriores y constituyentes de la Nación- son los pilares que pueden sostener el proceso político democrático y la gobernabilidad. Los gobernadores unidos (incluyendo, obvio, al jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires), más allá de su pertenencia partidaria, encarnan poderes territoriales efectivos y un valor institucional fundante, como es el federalismo.

La súbita desaparición de Néstor Kirchner, al retirar de improviso la viga principal que sostenía la administración de su esposa y dejar al país en peligro de ingobernabilidad, impulsa al centro de la escena a los gobernadores provinciales y el jefe del gobierno de la ciudad de Buenos Aires .

Las circunstancias distinguen particularmente la figura del gobernador bonaerense Daniel Scioli,  no sólo porque está al frente de la provincia más grande (en población y  capacidad productiva), sino porque se ha caracterizado por una actitud de respeto y diálogo que el contexto ayuda a valorizar.

A esto se suma  que debe ser elegido el presidente del Partido Justicialista, cargo vacante por el falllecimiento de Kirschner. El partido justicialista, históricamente el mas importante desde hace mas de 60 años, y que ha sobrevivido a su creador y lider J.D.Peron, muerto hace 36 años, puede aportar junto con los otros partidos, el espíritu de concordia y pacificación que requiere la empresa de gobernabilidad.

El escenario por un instante está en penumbras pero se intuyen los ajetreo que preceden el inicio del próximo acto.