Un recorrido por los mejores mercadillos navideños de Europa

Por Enrique Sancho.

 

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Las fiestas de Navidad, que en muchos lugares comienzan a mediados de noviembre, se viven de un modo especial en las ciudades europeas. Aquí te descubrimos estas urbes llenas de vida engalanadas para recibir la Navidad y el Año Nuevo y sus extraordinarios mercadillos. Dulces aromas de canela y vino caliente, puestos adornados con figuras, adornos y pasteles, alegres iluminaciones y el fondo evocador de la música de Navidad hacen las delicias de pequeños y mayores. Estos algunos de los mercadillos de Navidad más famosos de Europa:

Alsacia.

Alsacia, una región entre Alemania y Francia y que se extiende a lo largo del Rin se convierte en una continua postal navideña. Aquí las tradiciones se conservan como si estuvieran recién creadas; como si no hubieran pasado ya siglos desde la Edad Media y desde que nació Hans Trapp, el antepasado de Papá Noel. Pueblecitos de ensueño engalanados con decoraciones navideñas, vino caliente con especias para vencer el frío, pan de jengibre… Los mercados de Navidad de la Alsacia se visten de fiesta en diciembre. Una invitación a los más pequeños, pero también, una gran oferta gastronómica local para los mayores. Todos los habitantes de esta pequeña región salen a la calle a montar sus tenderetes con productos gastronómicos, decoraciones típicas de las fiestas, disfrazarse y demostrar al visitante que la Navidad puede y debe seguir siendo mágica. Es en la capital de Alsacia, Estrasburgo, donde la magia está en su punto álgido. Durante el mes de diciembre es sobre todo un enorme mercado navideño. Es un ambiente único, especialmente al final de la tarde. Según cae la noche, el sol desaparece, pero todo comienza a brillar. Los escaparates se iluminan, las decoraciones adornan las fachadas de los edificios, los aromas de las especias y la canela acarician el olfato y los villancicos llenan los coros de las iglesias. El mercado navideño abarca varias calles y plazas del centro de la ciudad, en concreto la Plaza Broglie y la Plaza de la Catedral. Cientos de tenderos y de vendedores ambulantes venden decoraciones para nacimientos y árboles de Navidad, así como regalos y dulces, buñuelos, vino caliente y mucho más. El llamado Christkindelsmärik se celebra desde 1570 e impresiona tanto por su tamaño como por el maravilloso marco en el que está situado, al pie de la catedral gótica de Estrasburgo y la ciudad vieja. Este mercado está consagrado sobre todo a la artesanía y a las decoraciones navideñas. Por estas fechas, las calles de Estrasburgo huelen a barquillo, naranja, canela, crepes y anís, y se llenan de niños y mayores deslumbrados ante el espectáculo y los villancicos. Es el mercadillo más visitado de toda la Alsacia.

Basilea.

Sorprende un ambiente navideño tan tradicional en una de las ciudades más internacionales de Europa. En la ciudad suiza de Basilea, que hace esquina con Alemania y Francia, la belleza de la decoración en el casco viejo sumerge al visitante en una atmósfera verdaderamente especial. Cerca de cien abetos adornan e iluminan sus calles a orillas del Rin. Destaca la Freie Strasse, la calle adornada con motivos de Navidad más larga de Europa, que lleva al gran Mercado de Navidad en la Barfüsserplatz, también en el casco viejo de Basilea. Comerciantes y artesanos muestran sus mercancías en 130 puestos decorados con creatividad y esmero. El frío se olvida recorriéndolos y dejándose uno llevar por los muchos atractivos para todos los sentidos. Y si el hambre, la sed, el frío o el cansancio acosan, la solución puede estar en cualquiera de los diversos establecimientos cubiertos que ofrecen bebidas calientes, refrescos, el tradicional vino caliente y, por supuesto, especialidades de la región con queso o salchichas. Uno de los más concurridos es un antiguo vagón de tren.

Bruselas
Durante todo diciembre, la capital belga celebra su célebre mercadillo navideño y una serie de festejos en torno a él, bajo el título genérico de “Placeres del invierno”. Es, sin duda, uno de los más célebres y coloristas y ha sido reconocido en varias ocasiones como uno de los más originales de Europa. En el centro de la ciudad, en torno a la Grand Place, la vecina plaza de Sainte Catherine y las calles próximas, se reúnen unos 240 puestos en forma de cabañas, que, además de los artículos típicos de estas fiestas, venden artesanía, artículos internacionales y una amplia muestra de propuestas gastronómicas.

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          Budapest

Budapest, la ciudad con mayor número de fuentes termales del mundo, celebra su tradicional mercadillo de Navidad en la Plaza Vörösmarty a partir del 18 de noviembre, con especial atención para la Nochebuena, en la cual el mercadillo abre sus puertas hasta las 2 de la madrugada. Este mercadillo se ha convertido en uno de los eventos de Navidades más popular de Europa, gracias a la presencia de más de 100 stands de artesanía tradicional húngara, además de chiringuitos donde el visitante puede probar delicias de gastronomía típicas del país. En casetas hechas de madera se pueden comprar regalos especiales, certificados por la Asociación de Artistas Folklóricos Húngaros, o simplemente pasear mirando los objetos de artesanía típicamente húngaros que estos comerciantes tienen para ofrecer. Hay casetas donde se hace el tradicional pan lángos, cocido en el horno húngaro töki, barbacoas, pastelería caramelizada y los famosos strudels. La bebida más popular en esas fechas, el ponche caliente de vino con especias, forralt bor, servido en una taza especial que el visitante puede llevarse consigo como recuerdo del Mercadillo.

Colonia
Los mercados de navidad son la atracción principal de Alemania en invierno. El más famoso y grande de la región: el mercado navideño de la Catedral de Colonia. El Domweihnachtsmarkt está presidio por un espectacular árbol de navidad. Alrededor de 160 puestos de madera ofrecen sus productos en la plaza que está a los pies de la parte trasera de la Catedral (Dom). El marco es imponente y los puestos son una sucesión de tentaciones para los visitantes dónde se puede comprar cualquier cosa relacionada con la Navidad: juguetes de madera, adornos, bolas, gastronomía, Glühwein (vino caliente especiado), etc… Hasta tiene un puesto cubierto la famosa tienda de artículos de Navidad de Kate Wolfhart, que aunque cara no conviene perderse. En el centro del recinto hay un escenario dónde se suceden actuaciones musicales y artísticas de muy buena calidad. Qué mejor que estar tomándote una buena cerveza alemana o un reconfortante vino caliente escuchando un buen espectáculo de jazz. Y todo ello sin pagar. Mención aparte son los placeres culinarios que podemos probar por un módico precio: salchichas, bocadillos de raclette, carne recién hecha al fuego en calderos medievales, sopas calientes y mucho más, que hace que comer o cenar aquí sea bueno, bonito y barato. Imprescindible.

Friburgo

En la capital de la Selva Negra, el centro histórico de Friburgo ofrece, uno de los más bellos mercados de Navidad de Alemania, país donde existe una magnífica tradición. En la Plaza del Ayuntamiento, en el corazón del casco antiguo, el Mercado de Navidad de Friburgo está considerado uno de los más bonitos de Alemania. Este tradicional mercado no sólo cautiva a los habitantes de Friburgo, sino también a miles de visitantes que van cada año dispuestos a dejarse embriagar por su especial encanto. El atractivo de este mercado radica tanto en el impresionante trasfondo, gracias a la belleza de los edificios históricos que lo rodean, como en el gran surtido de productos que se ofrecen en el mercado. Rodeado por el claustro gótico del antiguo monasterio franciscano, por la iglesia “Martinskirche” y por las bellas fachadas recientemente reformadas de los dos ayuntamientos, se agrupa un mercadillo navideño de ensueño durante las cuatro semanas anteriores a Nochebuena. El Mercado de Navidad de Friburgo está muy unido a la tradición de los mercados navideños de la Selva Negra. En las estrechas callejuelas del mercado, numerosos carpinteros, joyeros, sopladores de vidrio, alfareros y otros hábiles artesanos atraen cada año las miradas de los visitantes. Y sobre todos ellos flota el agradable aroma de las tradicionales pastas navideñas alemanas (como el “Lebkuchen”), del típico vino caliente (“Glühwein”), de las especias, de las almendras garrapiñadas, de las castañas asadas y de las deliciosas especialidades de la región como los embutidos ahumados de la Selva Negra, la pasta de patata (“Schupfnudeln”) y el chucrut con bacon (“Specksauerkraut”).

Nuremberg

La tradición de los mercadillos navideños en Alemania es, seguramente, la más antigua de Europa. Hay cientos de ellos a lo largo de todo el país. Tal vez uno de los más populares es el Christkindeslmarkt que se celebra en Nuremberg, el más impresionante del país y uno de los más bonitos del mundo. Los primeros registros del mercado sitúan su inauguración en el año 1628. Hoy en día algunos puestos son compartidos ya que pese a su enorme tamaño, no hay espacio para todos y no cualquiera puede vender sus productos en el Christkindeslmarkt. De esta manera se mantiene el prestigio del mercado y su calidad artesanal. En las callecitas cercanas a la feria todo parece salido de un típico cuento de navideño. La decoración se ve por todos lados, con guirnaldas blancas colgadas en las calles con símbolos festivos, luces y objetos rojos y verdes. En el centro del mercado está el Pesebre, con figuras talladas en madera que cuentan historias de Navidad. Pero lo que todos van a ver son los puestos, decorados con ramas de abeto y faroles. La mayoría de las artesanías que se venden son decoraciones navideñas, juguetes, ángeles, figuras hechas de frutas disecadas y papel crepe. El frío aire invernal no impide que por todo el mercado se desprenda un celestial aroma a Stollen (pan dulce frutado), Bratwurst (salchichas) y Lebkuchen (pan de jengibre).

Praga

Los mercadillos de Navidad en Praga son de los más bellos de Europa y se desarrollan bajo el signo de las costumbres y tradiciones populares, la música festiva y los manjares de Bohemia antigua. Comienzan el 28 de noviembre para terminar el 1 de enero. Tienen lugar, como ya es tradición, en la Plaza de la Ciudad Vieja y en la Plaza Wenceslao. Se venden objetos decorativos de Navidad, marionetas y juguetes de madera, adornos elaborados con cuerdas, madera y cristal, figuritas hechas de hojas de maíz, adornos de paja, pastelitos de miel maravillosamente adornados, candeleros, muérdagos, coronas de Adviento…Y entre puesto y puesto, para reponer fuerzas, no vendrá mal un ponche caliente a base de té con ron, un vaso de aguamiel, castañas asadas o mazorca de maíz, rollos de vainilla, pan de jengibre decorado, pasteles de nueces, salchichas a la parrilla y muchos otros manjares.

Stuttgart

En la época de Adviento, el centro de Stuttgart se convierte en una festiva estampa navideña. Más de 280 puestos navideños con una belleza única y decorados con mucho esmero seducen a los visitantes de todo el mundo. Las decoración y las luces de Navidad, el delicioso aroma de canela y vainilla, y conciertos navideños en la antigua corte renacentista, las fachadas de las casas del centro adornadas de ángeles y figuras navideñas, ramas de abetos decoradas con bombillas de navidad, crean un escenario único y una atmósfera de ensueño que cada año encanta a millones de turistas y visitantes. Todo ubicado sobre la Schillerplatz y sobre la Marktplatz una infinidad de casetas de madera suntuosamente decoradas muestran infinidad de objetos y sugerencias de regalos. No faltan delicadezas culinarias de todo tipo desde castañas y almendras tostadas a Lebkuchen (bizcochos navideños especiados), embutidos de la Selva Negra y las infaltables especialidades bávaras acompañadas del sorprendente vino brulé.

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Viena
El vino caliente con canela, las castañas asadas, el azúcar y sus múltiples formas y los adornos navideños artesanos han hecho de los mercadillos navideños austríacos unos de los más famosos de Europa. El más tradicional se levanta ante el Ayuntamiento de Viena, presidido por un abeto gigantesco que cada año llega de un rincón distinto del país. El nombre de este famoso mercadillo no puede ser más navideño: ‘Christkindlmarkt (que traducido significa “Niño Jesús”). Pasear entre sus más de 145 puestos es una auténtica delicia, porque se pueden admirar todo tipo de decoraciones, figuritas, juguetes y muchos productos artesanales. Y si después le apetece, dé una vuelta por la muestra de belenes que se exhiben en las arcadas del Ayuntamiento o aprovecha para asistir a algún recital de música, hay decenas para elegir cada día.

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