Mathieu de Taillac: O se es periodista o se es director de comunicación

El corresponsal francés Mathieu de Taillac
interviene en la Mesa de Debate «Tendencias actuales, herramientas futuras.
“Slow-journalism”. Modelos actuales de negocio en periodismo»,
durante el segundo Encuentro de Corresponsales ENACPEN,
celebrado el 8 de octubre de 2015 en IE Business School, Madrid.

«Hola, yo soy Mathieu de Taillac, soy corresponsal freelance, para repetir esa misma definición. Creo que es importante decirlo, porque la inmensa mayoría de los corresponsales en Madrid lo somos. La totalidad, por ejemplo, de los francófonos, que son los que más conozco. Es decir, no hay un corresponsal de un medio francés que sea de plantilla.

Para seguir con la metáfora de la guerra que dijo Delia, con esas dos guerras, voy a contestar con una cita de un general francés—que algo sabría de guerras porque nos hizo creer a los franceses que ganamos la II Guerra Mundial-. Me refiero a De Gaulle que dijo cuando le preguntaban por cómo abastecer a las tropas una vez que has decidido los movimientos, decía «La intendencia seguirá» y creo que eso, en esta guerra, nos puede ilustrar un poco: con intendencia me refiero más a las herramientas, en este caso de las que hemos hablado.

Creo, como decía Bárbara, que lo principal son las historias y añadiría los profesionales que las cuentan.  Creo que esos profesionales se pueden adaptar, nos podemos adaptar, los periodistas, los corresponsales, como generaciones anteriores lo han hecho perfectamente, cuando se pasó de editar una crónica por teléfono a mandarla por e-mail, por ejemplo. Aprovecho para contar una anécdota: en ese momento, por lo menos en un gran periódico español, se empezó a descubrir entre los corresponsales quién sabía escribir bien (risas), y quién confiaba en las dotes de edición de las secretarias de redacción. Pero, fuera de esta anécdota, nos podemos adaptar a ambientes cambiantes mientras que el tema sea contar de la mejor forma posible las historias.

El problema, creo que debe responder a dos condiciones: la primera es el dinero. Cuando hablamos de slow journalism, de periodismo lento, despacio, a mí me parece muy bien, me parece un lujo tener días, semanas, meses para escribir una historia, lo que pasa es que no me lo puedo permitir. A mí me pagan por caracteres y no puedo tirarme meses preparando una historia. Había un maestro de periodistas del periódico El País, me decía Miguel Ángel Bastenier: «Hay dos tipos de periodistas, los que son rápidos y los que no son periodistas». Se puede hacer un periodismo más despacio siempre que se llegue más lejos, yo es la conclusión que sacaría de eso. Pero hace falta un modelo que nos permita hacerlo bien, y vuelvo al tema de que si eres freelance, si no eres de plantilla es muy complicado hacer las cosas en la máxima profundidad.

La otra condición a adaptarse a un modelo cambiante, creo que es el profesionalismo y creo que tiene que ver con el dinero. El profesionalismo es resistir a presiones—son presiones indirectas—, pensar, cuando te invitan a un viaje, si te invitan, por qué razón.

Voy a hacer una crítica al programa. La suelo hacer en muchas conferencias cuando me hacen el honor de invitarme. Hay una persona en la mesa anterior, que presentan como “periodista y director de comunicación”. Yo creo que eso no existe. O se es periodista o se es director de comunicación. A uno no le puede definir lo que estudió hace cinco, diez, quince, veinte años. Puedes ser licenciado, “masterizado” en periodismo, pero no periodista. Periodista es el que hace periodismo. Es una perogrullada pero creo que tiene que ver con esa pérdida de lo que hace cada uno. Son dos profesiones muy respetables, tanto una como otra, pero una se debe a una empresa y el otro a su público. Y creo que esos fundamentos no hay que perderlos de vista y que así se hace buen periodismo. Nos podemos adaptar a las herramientas mientras no perdamos de vista esas condiciones fundamentales».