«La línea roja que cruzó el DAESH en 2014 utilizando a los periodistas como arma de guerra»

Intervención de Malén Aznárez, Presidenta de Reporteros Sin Fronteras (RSF)
interviene en la mesa
 “Estrategias de comunicación en la guerra global yihadista”
en el Encuentro de Corresponsales ENACPEN 2,

celebrado el 8 de octubre de 2015 en IE Business School (Madrid)

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«Voy a dar unos sencillos datos, para situarnos un poco, de los periodistas asesinados, encarcelados y desaparecidos o secuestrados últimamente y en lo que va de año 2015, porque creo que tiene mucho que ver con lo que estamos hablando aquí, con lo que ha dicho Nemesio, del clima de terror que está creando DAESH en todos los territorios por los que pasa y porque han conseguido la ausencia de periodistas sobre el terreno. En  estos momentos, según el barómetro de Reporteros Sin Fronteras, hay asesinados en el mundo cuarenta y siete periodistas y doce internautas, y treinta y tres de ellos lo han sido por el terrorismo yihadista, casi en exclusividad por el DAESH, pero no sólo. Y hay trescientos diecisiete encarcelados. En Siria han sido asesinados, este año, cuatro periodistas, tres de ellos árabes, y el japonés Kenji Goto, al que se ha referido nuestra colega, que fue decapitado, y siete internautas;  y hay veintinueve desaparecidos y nueve secuestrados —os recuerdo que entre ellos, hay tres periodistas españoles. En Iraq han sido asesinados cinco periodistas, y en Yemen, otros cinco. En Bangladesh, cuatro, y si contamos en Francia a los de Charlie Ebdo, han sido ocho más.

Evidentemente, voy a repetir parte de lo que ha dicho Nemesio pero es que no podemos obviarlo, estamos todos dándole vueltas a lo mismo: la línea roja que cruzó el DAES en 2014 utilizando a los periodistas como arma de guerra, el incremento de asesinatos y de secuestros, y el degollamiento en directo de James Foley y Stephen Sotloff y su utilización, la utilización de los periodistas como medio directo de propaganda, que esto sí que ha sido nuevo en la lucha terrorista, y que han convertido a Siria e Iraq en agujeros negros informativos. Un modelo que, por cierto, se está exportando a otros países, por ejemplo a Nigeria con Boko Haram, a Somalia con Al-Shabab, y a Bangladesh, y ahora, estamos empezando a verlo de nuevo, otra vez, en el norte de Afganistán. Este nuevo modelo, es evidente que ha cambiado el modo de hacer la información en las guerras y conflictos, especialmente donde hay grupos yihadistas extremistas, pero no sólo, porque, por ejemplo, en Ucrania, ha habido muchos periodistas secuestrados. El año pasado hubo treinta y tres informadores secuestrados—aunque lo eran por días o por horas y luego eran puestos en libertad, pero después de haberles torturado, en ocasiones, y después de haberles maltratado. Y, en Libia, hubo veintinueve periodistas secuestrados.

O sea, que, es un modelo, el de DAES, el de Siria y el de Iraq, que se va imponiendo en el resto de las guerras y que nos está llevando a una terrible pérdida periodística. Es, prácticamente, a la pérdida de la información en directo hecha por los reporteros de guerra y por los enviados especiales profesionales de los grandes medios, que ya no envían, como ha dicho Nemesio, a cubrir las guerras por su alto coste en vidas y también por su alto coste económico—porque no nos olvidemos que las dos cosas cuentan—, y también por la dificultad de conseguir información independiente sobre el terreno.

¿Cómo está repercutiendo esto en la información? ¿Qué es lo que nos llega? Pues, prácticamente, no nos llega información independiente y contrastada. De un lado nos llega, como también nos ha dicho Nemesio, la propaganda del DAES envuelta en vídeos magníficamente realizados, una ideología de la edad media envuelta en las novísimas tecnologías de la comunicación y algo, de lo que se dice poco, es que los periodistas locales han desaparecido. Los periodistas locales de esas zonas de Siria, de Iraq, en parte de Afganistán, en alguna parte de Pakistán—también por efecto de los talibanes—, han desaparecido. El DAES ha publicado un decálogo informativo, en Irak, al cual se ven obligados, los periodistas, a cumplir a rajatabla a riesgo de ser asesinados, ellos o sus familiares. Esto significa que los periodistas ya no están en sus ciudades habituales, han huido, o están callados. Entonces, la poca información que nos llega directa, en estos momentos, está, mayoritariamente, cubierta por freelance que se juegan la vida en unas condiciones muy precarias, tanto, que da vergüenza decir lo que están pagando en España, en estos momentos, grandes medios por crónicas de primera línea de combate.

[Alguien de la sala]: …

Malén Aznárez: ¿Perdón?

[Alguien]: Treinta-cuarenta euros […]

Treinta, cuarenta euros, en el mejor de los casos cincuenta… Y yo creo que esto hay que decirlo. Hay que decirlo, porque no solamente es como afrontamos, cómo se hace, cómo damos la información, sino cómo hacemos la información. Y la información la estamos haciendo en estos momentos, al menos en España, de una forma lamentable. La mayoría de esos periodistas freelance  van con chalecos antibala, cascos, y seguros de Reporteros sin Fronteras. Nosotros prestamos gratis a los freelance los cascos, los chalecos, y tenemos un seguro internacional a precio muy asequible para que puedan ir cubiertos, porque la mayoría ellos, desde luego, no se lo pueden pagar, y no tienen cascos, no tienen chalecos, y ven difícil cubrir un seguro internacional de estos niveles.

La línea roja que cruzó el DAESH en 2014 utilizando a los periodistas como arma de guerra

Pues bien, estos periodistas freelance prácticamente han dejado de acudir porque con lo que les pagan los medios españoles no pueden, ni tan siquiera, pagarse los viajes. Estos periodistas se tienen que pagar ellos hasta las comunicaciones que hacen con los periódicos. Y luego, sus crónicas, cuando las envían, a veces van en primera página de los periódicos, en portada, o en los grandes telediarios, informativos de una forma muy destacada. Pasa, además, que como la competencia es tanta y las exigencias de los medios son cada vez mayores, estos periodistas se ven forzados a obtener unas imágenes espectaculares, unas crónicas sensacionales, para que se las publiquen y para que se les pague luego esas miserias que les pagan. Y se habla poco de la responsabilidad de los medios. Yo quiero citarlos, porque los medios que utilizan a estos freelance, luego se lavan las manos si a los freelance les pasa algo, porque no son de sus plantillas. Entonces, creo que hay que decirlo. Afortunadamente quedan todavía en España freelance estupendos que siguen viajando en esas condiciones penosas, y freelance son los tres periodistas que están secuestrados en Siria en estos momentos.

Por otro lado, vemos la irrupción de la propaganda, como decía Nemesio, que encuentra su lugar favorito y esencial en las redes, donde el “todo vale”. Donde la información está mezclada con la propaganda y la opinión, y con la información no contrastada y la falta de rigor. El “todo el mundo es periodista” que mucha gente esgrime ahora, que conlleva una falta de ética periodística tradicional. Aunque no nos engañemos, porque no todo el monte era orégano, tampoco antes, pero bueno, digamos que los periodistas más tradicionales tienen una ética periodística que solemos cumplir o que suelen cumplir. Y, las redes, fueron eficaces en algunos momentos para informar, sobre todo en el principio de algunas revoluciones o de algunas revueltas como la de Irán, como la “revolución del Azafrán”, o en la primavera árabe, pero luego los gobiernos han aprendido, rápidamente a censurarlas, a manejarlas y  controlarlas. Entonces, en estos momentos, no solamente  nos llega la propaganda de DAES, es que también llegan las censuras de muchísimos países que controlan esas redes y esos medios. Por ejemplo, el gobierno sirio del  El Asad los controla perfectamente y en muchos de los países árabes también está pasando.

MALEN Enacpen 2015

¿Qué es lo que publicamos? Bueno, pues, como decía Nemesio, hemos visto de todo, especialmente en las redes sociales, todas las barbaridades del DAES, sobre todo al principio, pero no sólo en las redes, también en televisiones y en algunos periódicos que han rebajado, sobre todo estas últimas, las imágenes truculentas y propagandísticas del principio. Ya no se emiten las imágenes de los degollamientos en directo, de los defenestrados o de los ahorcados, que también los ha habido con el DAES.

¿Qué debemos publicar? Pues yo creo que este es el gran debate en el que nos movemos siempre en el periodismo de las democracias. Hay imágenes, siempre las ha habido, duras de asimilar, pero que son necesarias para el periodismo, y eso nadie lo discute. Sin ellas, desde luego, no hubiéramos podido conocer las imágenes de los campos de exterminio nazi, o, hace muy poco, cómo mataron a Gadafi, o esa imagen tan tremenda, tan triste, del niño Aylan Kurdi, que ha conmovido a toda Europa y que ha llevado a cambiar, momentáneamente, la política de los refugiados.

Cada medio tiene su libro de estilo para ver qué se publica y qué no se publica. Libros de estilo que difieren sustancialmente unos de otros. Yo creo que nuestros límites en las sociedades democráticas, evidentemente en la prensa independiente, son los que marcan las constituciones de cada país democrático. No podemos establecer censuras, pero no podemos fomentar nada que sea apología del terrorismo, de la violencia o del racismo. Esos son, yo creo, nuestros límites más claros. Esos, y el sentido común. El debate sobre los límites de las responsabilidades volvió, otra vez, si recordáis todos, a ponerse sobre el terreno y sobre las páginas periodísticas con los asesinatos de Charlie Ebdo, pero esto lo quiero dejar a un lado. También me gustaría apuntar una cosa, que es que hay una hipersensibilidad enorme en los países occidentales sobre el tema de las imágenes. Lo digo por mi experiencia como defensora del lector de El País, durante unos años, que fue cuando la guerra de Iraq, y que ya empezaba el yihadismo a moverse, y, en cuanto se publicaba una imagen dura, que había sangre o que había un poco de…, que era dura, vamos, pues, los lectores, protestaban, porque nos hemos vuelto hipersensibles ante las imágenes dramáticas, y no queremos que nadie nos estropee las comidas con lo que sale en el telediario, por ejemplo, o en los periódicos.

Banner Lateral ENACPEBueno, yo creo que hay imágenes que son necesarias y que no debemos, por supuesto no estoy hablando de amarillismo ni sensacionalismo, ni de espectáculo, como decía Nemesio, que debemos de evitar en estos casos a toda costa. Yo creo que nos movemos en un filo, en el filo de la navaja, entre lo que debemos publicar y lo que es inadmisible. En cualquier caso, el sentido común, la experiencia que vamos adquiriendo sobre el campo en este terreno del yihadismo radical, del terrorismo del DAES, por ejemplo; los libros de estilo de cada medio,  y las leyes señalan nuestras diferencias. No quiero extenderme más, porque no quiero pasarme de tiempo.»