IN MEMORIAM, MONCHO ALPUENTE

ESPAÑOLES: EL CRONISTA MALDITO DE LA  VILLA Y CORTE DE MADRID HA MUERTO

Por Jairo Máximo

Moncho Alpuente, en 2010, en la plaza Carlos  Cambronero, en el barrio de Malasaña, en Madrid / Jairo Máximo
Moncho Alpuente, en 2010, en la plaza Carlos
Cambronero, en el barrio de Malasaña, en Madrid / Jairo Máximo

MADRID (Blogdopícaro) – La primera vez que oí hablar del madrileño gato Moncho Alpuente –periodista, escritor, compositor, cantante y autor teatral–, fue a principios de los años noventa del siglo pasado, cuando su música y pluma eran una referencia en los bajos y altos fondos culturales de la capital española.

Sus canciones eran irreverentes crónicas humorísticas de la actualidad.

Uno de sus primeros libros, que leí con avidez, fue Sólo para fumadores, publicado en 1988, donde en la carátula de presentación de la obra, firmada por él, se puede leer:

«Tras una larga y fulgurante carrera como adalid del nuevo periodismo de humor, Moncho Alpuente se eleva con «Sólo para fumadores» a las  más altas cúspides de la narrativa contemporánea, uniéndose a esa élite de triunfadores que han conseguido vivir del cuento.

Periodista, autor, escritor, showman, cantante y estrella de la radio y de la televisión, Alpuente demuestra que las expectativas depositadas en él por su madre no van a verse defraudadas.361419

«Sólo para fumadores»  es el sueño de todo editor, un best-seller anunciado que recibirá, sin duda, la aclamación de la crítica y el fervor del público. (M.A.)». 

¿Profecía?

Ramón Alpuente Mas (Madrid, 1949, Canarias, 2015), ácrata y agnóstico, nació en la céntrica calle del Pez, en el corazón del barrio de Universidad, más conocido como Malasaña, su barrio de toda la vida, que conocía al dedillo.

Y como soy un antiguo vecino de Malasaña, cuando llegó el año 2010, me decidí a solicitarle personalmente una entrevista exclusiva, que él aceptó al momento.

¿Puedo llamarle a usted «cronista oficial» de la Villa y Corte de Madrid, por excelencia?

Y él contestó:

—»Sí. Pero no soy el cronista oficial porque el Partido Popular, de Álvarez del Manzano, exalcalde, no lo quiso. Fui candidato a serlo el mismo año en el que proponían al periodista y escritor Luis Carandell (1929-2002). Manzano nos lo quitó. Soy mucho más cronista de la Villa y Corte de Madrid que la mayor parte de los cronistas oficiales. Llevo años escribiendo semanalmente sobre el mismo tema: Madrid. Ahora, a mí tampoco me interesa mucho el título oficial, porque que te den o que no te den, no significa que no lo sea».

Después de dicho encuentro, todas las veces que nos encontrábamos  por el barrio, fluían fugaces charlas sobre temas diversos.

Moncho Alpuente publicó dieciocho libros, sin contar antologías, recopilaciones y colaboraciones.

Durante años firmó semanalmente una excelente columna costumbrista, en la edición madrileña del diario El País.

Cuando conocí la noticia de que él había muerto de infarto en Canarias, sentí un vacío personal y social.

La  Villa y Corte de Madrid acababa de perder un singular cronista contemporáneo por antonomasia no reconocido oficialmente.

Tras su desaparición, el día 21 de marzo pasado, han sido muchos los españoles que le han recordado.

«Disponía de un arma eficaz: el humor, la capacidad de reírse del enemigo. (…) Desdichadamente, su ingenio cotizaba a la baja en un mercado devastado». (Diego A. Manrique, en la crónica «Moncho Alpuente, escritor satírico y agitador cultural de la movida», El País 22-3-2015).

«La muerte de Moncho Alpuente implica la pérdida de un emblema generacional que llegó a serlo gracias a su rebeldía personal y, como reconoció siempre, a la labor de otras generaciones precedentes, «mucho más atenazadas y castigadas por el régimen franquista. (…) Este diario tuvo la dicha de contar durante varios lustros con sus colaboraciones, jugosas, ácidas y siempre inteligentes». (Rafael Fraguas, en la crónica «Emblema de rebeldía», El País/ 22-3-2015).

«Coincidía con Moncho Alpuente en una patria extraña que se extendía a través de la calle del Pez, en la trasera de la Gran Vía de Madrid, cuyo único monarca admitido podría ser Javier Krahe. A partir de esa calle, se convirtió en un cronista de la villa acerado e indómito». (David Trueba, en la crónica «Alpuente», El País/ 23-3-2015).

«Pudo apoltronarse en la fama y no lo quiso. Así de rotundo lo declaraban algunos de sus amigos y compañeros, como el Gran Wyoming o el periodista Fernando Delgado». (Pablo Cubí, en la crónica «El cronista de la movida», La Vanguardia/ 23-03-2015).

«Un crack, la alegría de los que le han conocido. El Rey del verso al servicio de la risa y del derrocamiento». (El Gran Wyoming, en la crónica «Cuando un verso es un tirachinas», InfoLibre/ 24-3-2015).

RECORDAR ES PRECISO

Precisamente en la tarde/noche del  día 13 de noviembre de 2013 me encontré con Moncho, en la calle Corredera Baja de San Pablo, en Malasaña.

Hablamos de la decisiva huelga de barrenderos de Madrid.

Basura = Mafia. Concluimos sin más.

Antes de despedirnos, él me regaló el original de un texto recién hecho para el programa La Ventana de Radio Madrid y que sería emitido el día siguiente.

Fue un bello regalo que guardo…hasta hoy.

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«Querido sobrino: Aquí seguimos, viviendo un nuevo capítulo de El tiempo entre basuras en la capital de la inmundicia. Por fin el nombre de Madrid resalta con fuerza en los medios de comunicación internacionales, que hablen de ti aunque sea bien dijo el sabio y la alcaldesa hoy está en boca de todos y no precisamente entre coros de alabanza. Parece mentira que nuestro alcalde consorte, José María Aznar, no haya sacado su faceta de Terminator, para echar una mano a su compañera, atacada ya por miembros de su propio partido que la acusan de haberse puesto de perfil ante el conflicto, además se trata de su perfil malo, ese que nunca dejaba que le sacara el ínclito Zaplana en la Televisión Valenciana cuando presidía el gobierno de esa comunidad modélica. Pero volvamos a lo nuestro, para la casi extinta Telemadrid todas las culpas las tienen sindicalistas piqueteros y vándalos asilvestrados, sino fuera por estos malvados, la huelga ya habría terminado y los barrenderos enviados con sus escobas al paro o con los sueldos amputados y jornadas laborales más largas.

Pero la acumulación de basuras en esas vías que algunos insisten en llamar vías públicas, tienen también sus beneficiarios. No hay más que ver los felices que son los chuchos husmeando por fin en una enorme variedad de residuos odoríferos, sus instintos de cazadores se afinan de nuevo, en cualquier momento pueden capturar una rata oronda y también beneficiaria de la huelga que ha enriquecido su dieta con ricas, sabrosas y abundantes proteínas. Ciudad de perros y de ratas, de cuatro y de dos patas, malditos roedores que quieren seguir enriqueciéndose con nuestros desperdicios sin que un nuevo flautista de Hamelin se ofrezca para acabar con la plaga. La limpieza  no debe hacerse partiendo del suelo, sino de esas alturas en las que habitan los parásitos que nos desangran.

Solo me queda una petición. Ya hemos usado demasiado tiempo esta botella y nos gustaría devolverles el casco vacío. Hay que reciclar ya sabes. (M.A.)».

Moncho, muito obrigado, por todo.

Lea aquí entrevista con Moncho Alpuente, publicada en España en 2010 / Archivo Blogdopícaro

http://www.elsiglodeuropa.es/siglo/historico/2010/898/898%20culturaAlpuente.html

http://corresponsales.org/blog/moncho-alpuente-soy-cameleon-flexible/

http://www.eurolatinnews.com/reportajes1/camaleon.htm