El Canal de Panamá y la monarquía española

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Por: Carlos Espinosa de los Monteros,  alto comisionado para la Marca España

España sigue construyendo América. Los aventureros de antaño son hoy nuestros profesionales y empresarios de ingeniería e infraestructuras. Nuestra condición de país tradicional y moderno es una realidad evidente en América, más que en ningún otro lugar del mundo. España representa para el continente americano la mejor tradición cultural e histórica de una civilización europea que llegó a aquellas tierras cuando buscaba otro continente y, deslumbrada por las maravillas de aquellas tierras y gentes, allí se quedó para formar parte de su futuro.

Español era el primer descubridor que puso un pie en lo que hoy conocemos como los Estados Unidos. Español fue quien fundó la primera ciudad (San Agustín), construyó la primera iglesia, abrió la primera vía de comunicación (el Camino Real) y estableció el primer mercado moderno de ese país. La llegada a la Florida de Ponce de León, en abril de 1513, supuso el principio de un nuevo mundo que el explorador reivindicó para la Corona de España.

Si en el siglo XVI España construía América, ahora, en el siglo XXI, sigue haciéndolo. Los exploradores y aventureros de entonces son hoy los ingenieros, arquitectos y las empresas españolas de infraestructuras (construcción, transportes, energía y ferrocarril) que levantan la nueva catedral de Los Ángeles, instalan la planta desalinizadora de Tampa Bay en Florida, tienden autopistas a lo largo de Texas, amplían el metro de Nueva York, construyen el primer tren de Alta Velocidad de California…

Una Historia Compartida. Vasco Núñez de Balboa descubre el Pacífico en 1512, cuando atraviesa el istmo centroamericano y llega al que llamó mar del Sur, persiguiendo la quimera de Colón, que se topó con América cuando creía haber llegado a las Indias.

Poco tardó en conocer la noticia el Rey Carlos I (de España, y V de Alemania), que dio instrucciones de abrir una vía de comunicación entre el Pacífico y el Atlántico, una necesidad perentoria del Imperio para transportar el oro de Perú a los puertos de embarque hacia Europa.

La nueva ruta fue un éxito rotundo y revolucionó el comercio mundial. Sin embargo, el emperador no logró su sueño de completar el Camino Real con un cauce de navegación paralelo. La decadencia de España y su declive económico en el siglo XVIII permitieron la presencia de otros europeos y los americanos del norte en lo que hoy llamamos Panamá.

La fiebre del oro en California acercó de nuevo la posibilidad de hacer realidad un canal entre los dos océanos. Estados Unidos construyó una vía de ferrocarril atravesando el istmo de Panamá para comunicar sus dos costas, pero sin llegar a atreverse con la navegación. Fue el capital privado de franceses y estadounidenses –en un consorcio al que también hizo su aportación el español marqués de Salamanca– el que se alió para hacer posible la hazaña, al financiar la gran aventura de Ferdinand de Lesseps, convertido en un proyecto que comenzó su andadura en 1882 de la mano de la Compañía Universal. Allí también acudieron trabajadores españoles que aportaron –como corresponde al país de emigrantes que fuimos al final del siglo XIX– la mano de obra y los sacrificios incalculables que supusieron la muerte para muchos de ellos. La malaria, el paludismo y las dificultades que entrañaban las características propias del medio natural en la zona dieron al traste con la aventura.

Gracias a la determinación del presidente norteamericano Theodore Roosvelt, Estados Unidos adquiere los derechos de la construcción de la obra inacabada y presiona a Colombia para lograr la independencia de Panamá y, al mismo tiempo, adjudicarse el derecho sobre el Canal a perpetuidad. El nuevo estatus deja la ejecución de las obras en manos de norteamericanos, que concluyen el proyecto en 1914, 32 años después de su inicio.

Pasados los años, la devolución del Canal a sus legítimos propietarios –el pueblo de Panamá– por parte de los norteamericanos, en 1977, se selló con un histórico tratado que suscribieron Jimmy Carter y Omar Torrijos y que contó con el apoyo de la Corona española. En el ceremonial de la entrega del Canal –23 años después, como preveía el tratado– Carter y la entonces presidenta de Panamá, Mireya Moscoso, acompañados por el Rey de España, celebraron el feliz acontecimiento con un solemne recorrido en barco navegando a través de las esclusas.

El desarrollo del comercio mundial pronto dejó pequeño al Canal, y el Gobierno de Panamá convocó un concurso internacional para su recuperación, que fue adjudicado por razones técnicas y económicas a un consorcio liderado por el grupo español Sacyr, que ha culminado con éxito este colosal proyecto.

Cuando, mañana domingo, el primer barco atraviese las nuevas esclusas, el Rey Juan Carlos, una vez más, confirmará con su presencia la vinculación de la Corona española con el gran continente americano. La Marca España estará, de nuevo, de enhorabuena.

España construye