CON ACUSE DE RECIBO

Resultado de imagen de portada del libro "cartas memorables"

Por Jairo Máximo

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Carta de admiradoras de Elvis Presley dirigida al presidente Eisenhower en 1958.

MADRID, España ― (Blog do Pícaro) ― Estimados lectores, cuando empecé la lectura del libro Cartas memorables, de Shaun Usher, que consiste en la recopilación de 125 epístolas firmadas por ―Albert Einstein, Anaïs Nin, Annie Oakley, Benjamin Franklin, Bette Davis, Charles Darwin, Charles Bukowski, Clementine Churchill, Doroty Parker, Elvis Presley, Fidel Castro, Fiódor Dostoievski, Flannery O’Connor, Groucho Marx, Galileo Galilei, Iggy Pop, Jack Kerouac, John F. Kennedy, Louis Armstrong, Ludwig van Beethoven, Mark Twain, Mick Jagger, Nick Cave, Oscar Wilde, Katherine Hepburn, Kurt Vonnegut, Rainer Maria Rilke, Raymond Chandler, Roald Dahl, Ronald Reagan, Zelda Fitzgerald,  entre otros―, no imaginaba que la obra iba afianzar aún más mi adicción por la lectura de una buena carta: “papel escrito, y ordinariamente cerrado, que una persona envía a otra para comunicarse con ella”, como reza en el diccionario de la Real Academia Española (RAE).

Entre las misivas incluidas en esta seductora obra, las hay de distinta índole: amorosas, enigmáticas, sarcásticas, reivindicativas, tristes, desesperadas, admirativas, sutiles, lúdicas o desgarradoras. Además, junto a cada carta encontramos un conciso texto informativo donde el autor primero identifica al remitente y destinatario y, después, nos acerca a las circunstancias en las cuales ellas fueron escritas.

Según su autor de Cartas memorables la idea de editar en “papel” esta obra, su primer libro, nació después de que él publicara con éxito en su blog una serie de cartas ajenas. La más antigua es una carta grabada en una tabla de arcilla, que se remonta al siglo XIV a.C, y la más reciente data de octubre de 2008.

“Gracias a la abrumadora acogida de su encarnación on-line, adopta un formato palpable: un museo de cartas en forma de libro de cuidada factura, capaz de fascinar, de transportarnos de una emoción a otra, de instruir en algún caso incluso al más informado y, ojalá, de ilustrar a la perfección la importancia y el encanto incomparable de la correspondencia a la antigua usanza justo cuando el mundo entero se digitaliza y el arte de escribir cartas se desvanece”, aclara Shaun Usher en el prólogo de la obra.

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Carta escrita en corteza de abedul alrededor de 1350.

DELEITE PARA LA MENTE

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 Carta nº 1 ―Fechada en enero de 1960,  escrita a mano, firmada por la soberana británica Isabel II, va dirigida a Eisenhower, presidente de Estados Unidos. Su contenido es la receta de scones para 16 personas que la soberana preparaba a menudo para sus allegados.

“Palacio de Buckingham / Estimado señor presidente: (…) Creo que es preciso batir la mezcla a conciencia durante la preparación y no dejarla reposar demasiado antes de cocinarla”.

Cinco meses después el presidente estadounidense le contestó enviándole su particular receta de scones.

Carta nº 2 ―Fechada en octubre de 1888, firmada por alguien que decía ser el célebre asesino en serie Jack el Destripador, va dirigida a George Lusk, presidente del Comité de Vigilancia de Whitechapel.

“Desde el infierno / Sr Lusk: / Cabayero / Le envio la mitad del rinion que lo saque a una mujer lo he conservado para usted el otro cacho lo frei y me lo comi y estaba mui rico. Puedo mandarle el cuchiyo yeno de sangre con el que lo saque si espera un poco más, firmado, Cojame cuando pueda, sinior Lusk”.

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Carta “Desde el infierno”.

Según se determinó entonces, la cajita enviada al señor Lusk contenía medio riñón humano conservado en vino. Se creyó que el órgano pertenecía a Catherine Eddowes, la cuarta víctima de Jack el Destripador.

EPSON MFP imageCarta nº 4 ―Fechada en febrero de 1587, firmada por María Estuardo, va dirigida a Enrique III de Francia. Fue escrita seis horas antes de que la reina destronada fuera decapitada en presencia de trescientos testigos.

“El portador de esta carta & sus acompañantes, en su mayoría súbditos vuestros, darán testimonio de mi conducta en esta última hora. Sólo me resta pediros, cristianísima majestad, cuñado mío & viejo aliado que tanto amor habéis proferido por mí, que deis prueba de vuestra bondad aliviándome por caridad de un cargo de conciencia que sin vuestra ayuda no podría afrontar y que es el pago de los salarios que se deben a mis desventurados sirvientes. (…) En cuanto a mi hijo, os lo encomiendo a vos en tanto así lo merezca, pues no puedo responder por él”.

Carta nº 8 ―Fechada en diciembre de 1886, firmada por FC Carr-Gomm, presidente del London EPSON MFP imageHospital, va dirigida al periódico The Times con el objetivo de solicitar ayuda pública para un entrañable paciente: “el hombre elefante”.

“En este momento, en una pequeña habitación de uno de nuestros desvanes, se encuentra recluido un hombre llamado Joseph Merrick, de unos 27 años de edad, oriundo de Leicester, cuyo aspecto es tan terrible que ni siquiera se ve capaz de salir al jardín a la luz del día.  Lo llaman “el hombre elefante” debido a esta espantosa deformidad. (…) Por terrible que sea su apariencia, hasta el extremo de que las mujeres y las personas nerviosas huyen aterrorizadas al verlo y se le impide ganarse la vida de manera normal y corriente, Merrick tiene una inteligencia superior, sabe leer y escribir, es tranquillo, amable, por no decir incluso de pensamiento refinado. (…) ¿Me podría sugerir alguno de sus lectores un lugar apropiado donde puedan acogerlo? (…) Alrededor de 76.000 pacientes al año cruzan las puertas de nuestro hospital, pero nunca antes se me ha autorizado a llamar la atención sobre ningún caso concreto, de donde podrá deducirse que el que nos ocupa es excepcional”.

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Joseph Merrick, el “hombre elefante”.

Cuatro años después, y tras la muerte del “hombre elefante”, el presidente del London Hospital, escribió otra carta al The Times. Agradecía la publicación de su carta anterior, y notificaba al director la abrumadora solidaridad que tuvo de los ciudadanos para ofrecer el bienestar al señor Joseph Merrick hasta sus últimos días.

EPSON MFP image Carta 10 ― Fechada en marzo de 1941, firmada por Virginia Woolf, poco antes de suicidarse, va dirigida a su marido Leonard Woolf.

“Tengo la certeza de que voy a enloquecer de nuevo. Siento que no podemos volver a pasar por una de esas fases terribles. Y esta vez no me voy a recuperar. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Así que voy a hacer lo que me parece la mejor opción”.

Carta nº 13 ―Fechada en noviembre de 1849, firmada por Charles Dickens, va dirigida al periódico The Times.EPSON MFP image

“(…) Estoy solemnemente convencido de que ni el más ingenioso podría inventar para esta ciudad un suceso que, en el mismo plazo de tiempo, pudiera generar tanta ruina como una  ejecución pública, y me quedo estupefacto y horrorizado al comprobar la crueldad que se despliega en su entorno”.

Carta nº 19 ―Fechada en agosto de 1865, firmada por Jourdon Anderson, ex esclavo estadounidense, va dirigida a su antiguo amo que le pedía que volviera a trabajar para él.

“Señor: recibí su carta y me alegró que no había olvidado a Jourdon (…) A menudo me he preocupado por usted. (…) Me gustaría saber en concreto cuál esa buena oportunidad que pretende ofrecerme. (…) Aquí me va razonablemente bien. (…) Muchos negros hubieran estado orgullosos, como lo estaba yo, de llamarlo amo. Si me escribe y me dice qué salario me daría, estaré en mejores condiciones de decidir si me conviene volver. (…) Mandy dice que le daría miedo volver sin alguna prueba de su predisposición a darnos un trato bueno y justo, y hemos decidido comprobar su sinceridad pidiendo que nos envíe el salario correspondiente al tiempo que estuvimos a su servicio. Esto nos haría olvidar y perdonar cuentas pendientes y confiar en su justicia y amistad en el futuro. Yo lo serví con lealtad treinta y dos años, y Mandy veinte. A razón de veinticinco dólares al mes para mí y dos dólares a la semana para Mandy, la suma ascendería a once mil seiscientos ochenta dólares. Añada los intereses correspondientes al tiempo durante el que se nos retuvo el salario y descuente lo que pagó por nuestra ropa, las tres veces que me visitó el médico y el diente que le sacaron a Mandy, y la cantidad resultante equivaldrá a lo que en justicia nos corresponde. Por favor, envíe el dinero por Adams’s Express, a nombre del señor don V. Winters, Dayton Ohio. (…) Su antiguo servidor”.

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La familia del señor Jourdon Anderson.

Por supuesto el amo no contestó al señor Jourdon Anderson.

Carta nº 55 ―Fechada hacia 1483, firmada por Leonardo da Vinci, va dirigida a Ludovico Sforza, solicitando trabajo y poniendo en relieve sus dotes como ingeniero y sus habilidades mediante la redacción de una lista de diez puntos con todas sus habilidades.

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“2. En el transcurso del asedio de un territorio, conozco el modo de retirar el agua de los fosos y de construir una cantidad infinita de puentes, manteletes, escalas y otros instrumentos necesarios para tal propósito”.  “10. En tiempos de paz, puedo ofrecer tan completa satisfacción como cualquiera en el terreno de la ingeniería y de la construcción de edificios, bien sean públicos o privados, así como en el desplazamiento de agua de un lugar a otro”. Además, puedo hacer esculturas en mármol, bronce y arcilla. También en la pintura soy capaz de hacerlo todo tan bien como cualquier otro artista, sea éste quien fuere”.

Carta nº 117 ―Fechada en julio de 1939, firmada por el pacifista Mahatma Gandhi, va dirigida al líder de la Alemania nazi, Adolf Hitler, solicitando que evitara la Segunda Guerra Mundial, “por el bien de la humanidad”.

“Estimado amigo: Mis amigos me instan a escribirle por el bien de la humanidad. Sin embargo, me he resistido a sus peticiones por tener la sensación de que cualquier carta que pudiera mandarle sería una impertinencia. Algo me dice que no debo especular y que será mejor que le dirija mi súplica por si sirviera de algo. Está del todo claro que usted es la única persona del mundo que puede evitar una guerra que podría reducir a la humanidad al salvajismo. ¿Ha de pagar tan alto precio por un objeto, por muy valioso que se le antoje? ¿Va a escuchar la súplica de alguien que ha renunciado de modo deliberado al método de la guerra con un considerable éxito? En cualquier caso, cuento con que sabrá disculparme si he cometido un error al escribirle. Cuente con mi sincera amistad”.

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La carta enviada por Gandhi nunca llegó a su pretendido destinatario por culpa de una interferencia del gobierno británico. Al cabo de poco más de un mes, el mundo contempló con horror cómo Alemania invadía Polonia, dando inicio así a la Segunda Guerra Mundial.

Bien, resumiendo, Cartas memorables, es una perla. Está magníficamente editado. En sus páginas hay una profusión de imágenes gráficas ―cartas originales, facsímiles, fotografías, dibujos e ilustraciones―, que son un regalo para los ojos y un deleite para la mente. Una celebración del poder de la correspondencia de ayer. Sacia la adicción de los lectores a las cartas escritas por otros.

Les saluda respetuosamente su fiel escribiente.●

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Carta de Annie Oakley (la tiradora de América) dirigida al presidente Mckinley.
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Carta de Alfred D. Wintle dirigida al director de The Times sobre las cartas que él escribía al periódico, pero las tiraba a la papelera.
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Carta de Nick Cave dirigida a la MTV rechazando una nominación del mejor artista masculino.
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Carta de Galileo Galilei escrita en 1609 dirigida a Leonardo Donato, dogo de Venecia.
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Carta escrita en inglés por el adolescente cubano Fidel Castro dirigida al presidente de Estados Unidos, Franklin Roosevelt, pedindo un billete de diez dólares.

 

 

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Carta del escritor Charles Bukowski dirigida al periodista Han Van den Broek sobre lo que piensa de la retirada de su obra de una biblioteca holandesa.