Carlos Meza: “Balance de la COP 22 y su trascendencia en Latinoamérica”

Carlos Meza, corresponsal de la Agencia de noticias Mexicana Notimex. Periodista especializado en cambio climáticoa través de la ONU. Pertenece a la asociación de Corresponsales de prensa Extranjera dese hace más de una década. Ha cubierto la COP22 en Marrakech.

 

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La mayoría de los países comparten muchos de los aspectos en tanto el diagnóstico que como en la respuesta a ello. Estamos hablando como decía al principio Cristina, que luego de África, América Latina es sin ser una región de lo más contaminante, una que sí padece muchísimo los impactos del fenómeno.

El informe de Germanwatch que en todas las COPS se da a conocer, pone en los primeros 10 lugares más vulnerables a países de la región: Guatemala, Honduras, Nicaragua, Haití, están siempre como aquellos con mayor vulnerabilidad a los impactos.

Los huracanes han ido aumentando tanto en intensidad como en frecuencia en los últimos años, el Caribe con todas sus islas lo sabe muy bien. El resto de la región padece degradación del suelo, deforestación, sequías y un impacto muy fuerte en cuanto a la biodiversidad. Esto a su vez está empezando a preocupar porque va a impactar en la seguridad alimentaria de la región.

En el mes pasado se conocía un informe de la FAO que advertía de cómo en la región norte de Brasil, en la parte andina, y en Centro América, la degradación e inutilización del terreno no va a arreglarse de aquí a unos años. Esto es un impacto en la actividad que representa entre el 5 % y el 10 % del PIB y el 16 % del empleo regional.

Dicho esto, quiero decir que la sensibilidad social que hay hacia el cambio climático es muy fuerte, fuera de lo que son las capitales, las zonas costeras, agrícolas, las zonas de bosques y selvas viven muy a flor de piel las alteraciones del clima. Esto ha hecho que en los últimos tiempos los posicionamientos de los gobiernos latinoamericanos en las COPS sean de cada vez más empuje y se hayan cada vez abierto, algunos de muy buena gana (otros más forzados) a tener una mayor intervención o participación. Durante las dos décadas anteriores la posición era muy apegada a que los países ricos habían generado el calentamiento global con su contaminación y por lo tanto ellos debían resolverlos.

Con el tiempo se ha ido asumiendo un cambio de posición, con el principio de las Naciones Unidas de responsabilidad  común, pero diferenciadas y en función de cada país hacer una parte que le corresponde. Si bien nosotros no somos los causantes, sí que podemos hacer algo internamente para contribuir globalmente a disminuir poco a poco. Es a partir, más o menos,  de la Cumbre de Cancún en 2010 cuando esta flexibilidad se empieza a mostrar, y todo ello viene dado también por el empuje interno en las sociedades de estos países que empujan, ¡y fuerte! Porque además estamos hablando desde las actividades económicas primarias hasta las industrias con las que estos países buscan el desarrollo. En esta COP de Marrakech pude recoger que hay inquietud en cuanto a cómo el impacto climático va a afectar la ganadería, la agricultura, la pesca de estas zonas y cómo esto se va a sumar a un fenómeno que existe mucho por allí: la movilización de gentes. La gente que se desplaza de un lado a otro. Ahora es un fenómeno que se da mucho internamente.

¿Qué va a pasar si esto sucede? Algunos gobiernos están interesados en retomar el concepto de <<Refugiado climático>> que por cuestiones de que el suelo no le da los alimentos que necesitan tienen que ir a otro lugar. ¿Qué pasará cuando vayan a otro lugar? Pues que necesitara unas garantías jurídicas por irse de su país como si se fuese por cuestiones de guerra.

Quieren aprovechar que llegará como nuevo Secretario General de la ONU el portugués, Guterres, que viene a su vez de la ACNUR, y por esa razón creo que tiene la sensibilidad de sacarlo de allí. En lo que se refiere a la acción; hay algunos puntos compartidos porque la mayoría de las estrategias de la región van dirigidas hacia la transición energética; hacia las limpias, como para el 2050 o 2040 dependiendo del país. En mi país hay un plan que busca implementar energías limpias para 2050, esto creo que es una transición. En otras regiones como México, bueno en todas en realidad, hace falta que todo baje del gobierno nacional a las comunidades, que se materialice.

¿Cómo va a ser abordado el tema de la deforestación y el tema del suelo agrícola? Allí junto con la FAO se trabaja mucho esto y también con el mercado del carbón. Los países desarrollados están financiando muchos avances y planes. Hay una combinación de esto y un ánimo de que al cabo de 20 años cuando se haga una revisión ya sea una región donde sí se han hecho cosas al respecto. No todos los gobiernos son tan optimistas, algunos reniegan más, muchos se sienten algo olvidados por ejemplo en el tema de la aplicación del Protocolo de Kioto donde se involucraba a los países desarrollados en la financiación y mecanismos de desarrollo limpio, y que sienten que no se cumplió esta parte. Al ser un protocolo al que le quedan 4 años quizá puedan salir aún muchos recursos, para financiar y gracias al fondo verde climático se puedan dar más recursos a estos países. Lo que se verá allí en próximas décadas está también muy condicionado con el acceso que tengan ellos a esto.»